Cadenas globales de valor
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Los problemas existentes en su funcionamiento tras las últimas olas afectan, de una manera u otra, a una inmensa mayoríaAunque pocas cosas, o ninguna, son nuevas bajo el sol, no me negarán ustedes que, hasta no hace mucho, hablar de las cadenas globales de valor (o de suministro) era algo que sólo hacían los expertos o quienes pretendían serlo. Ahora, como consecuencia de las ... últimas olas de la pandemia, los problemas existentes en el funcionamiento de las mencionadas cadenas se están convirtiendo en tema de conversación habitual, probablemente porque, de una manera u otra, una inmensa mayoría nos sentimos afectados por los mismos.
Para empezar a aclararnos y saber de qué hablamos cuando nos referimos a las cadenas globales de valor, valga recordar que con las mismas nos referimos a la fragmentación de la producción de algo (bien o servicio) en varias etapas localizadas en distintos países o regiones. Pese a que, como he apuntado, este es un fenómeno relativamente antiguo, sobre todo en algunas producciones muy concretas, ha sido el auge de la globalización el que las ha elevado a su máxima expresión. ¿Cuáles son, entonces, los factores que hacen que las disrupciones que están sufriendo en la actualidad se hayan situado entre los problemas más acuciantes de nuestros días?
Uno de tales factores es, tal y como nos recordaba recientemente Enrique Fanjul, que «se está produciendo un cambio en los criterios de configuración de las cadenas de valor», pues, si hasta hace no mucho, el criterio dominante era el de eficiencia (lo que imperaba era reducir costes y maximizar beneficios), ahora hay otros criterios que también juegan un papel importante; entre ellos, sin ninguna duda, la seguridad de suministros (a través, sobre todo, de un mayor grado de diversificación de los mismos y de acrecentar los niveles de stocks), junto con la consideración de ciertos elementos éticos en los procesos de producción (tendentes a mitigar condiciones laborales abusivas) son los más relevantes.
Otro factor que, según los expertos, ha contribuido sobremanera a crear los problemas actuales en las cadenas globales de valor es la fortaleza de la demanda en algunos tipos de productos. En concreto, el incremento en la demanda de bienes tecnológicos de consumo duradero, auspiciado por la pandemia muy en especial en el mundo desarrollado, es el que, por ejemplo, ha provocado la disrupción en las cadenas de producción automovilísticas, ordenadores, tabletas o móviles.
Junto al aumento heterogéneo de la demanda (de determinados tipos de productos y por parte de determinados países) hay que contabilizar también a la oferta porque, aunque haya hecho esfuerzos por cubrir la demanda, estos han resultado claramente insuficientes; este es, en particular, el caso de los chips de alta gama, cuya insuficiente oferta está detrás de numerosos parones en algunas cadenas de producción.
Otro factor adicional, que seguro está presente en muchas mentes, es el relacionado con las dificultades generalizadas en todo lo relacionado con el transporte. Los problemas del transporte marítimo, probablemente los más importantes, se deben, sobre todo, a dos causas: por un lado, a los atascos en algunos grandes puertos y rutas (canal de Suez) y, por otro, a las políticas anticovid desarrolladas por algunos países, que han llevado a cerrar (bien que temporalmente) algunos puertos asiáticos, fundamentales en la logística subyacente al buen funcionamiento de las cadenas de valor. Aunque quizás menos relevantes que los problemas del transporte marítimo, no debemos olvidarnos de los que afectan al transporte por carretera, ante la escasez generalizada de camioneros.
Pese a que el futuro no está escrito, todos confiamos en que algunos de los problemas mencionados empiecen, poco a poco, a remitir. En particular, los desajustes entre oferta y demanda es probable que, a medio plazo, se solventen, tanto porque la demanda se contraiga algo cuanto porque la oferta se adapte a los nuevos patrones de consumo. Lo mismo sucederá en lo que atañe al transporte marítimo, pero llevará más tiempo solventar, creo yo, los problemas del transporte terrestre. En todo caso, me parece que los cambios en los criterios de configuración de las cadenas de valor seguirán desempeñando un papel importante y que, en consecuencia, volver al pasado será difícil; aunque la búsqueda del beneficio seguirá siendo el leitmotiv detrás de la existencia de las cadenas globales de valor, no me cabe ninguna duda de que, vistas las orejas al lobo, la seguridad de suministros jugará cada vez un papel más relevante, lo mismo, aunque en menor medida me temo, que la aplicación de principios éticos en los procesos productivos. Los tiempos, y las circunstancias, cambian.
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