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Qué poco necesita el público del Racing para venirse arriba. Seguimos siendo colistas, estamos a un mundo de la permanencia, nos ha costado un año ganar fuera de casa y sin embargo la parroquia anda eufórica. La victoria en Almería ha sido un chute de ... adrenalina y está claro que Oltra sabe vender muy bien el pollino. En apenas una semana ya ha demostrado que el discurso lo maneja bien y que utiliza las palabras y los gestos necesarios en cada momento. Nada más llegar tuvo palabras de elogio para sus predecesores, elevó a los altares la figura de Nando Yosu y no paró de recordar lo afortunado que era de recalar en un club con la historia del Racing. Luego su apoyo explícito al filial fue como música para los oídos de los aficionados.
En lo deportivo la nueva puesta en escena del Racing nos ha dejado algunas cosas interesantes. El equipo jugó con la defensa más adelantada y evitó que los centrocampistas se reventasen tratando de ocupar demasiado campo como hasta ahora. Nando García, uno de los últimos en llegar, justificó su fichaje con su pase de gol y lo más importante es que además cambió la suerte. Esta vez con el equipo metido atrás como siempre y sufriendo como perros sí pudimos defender el resultado, algo que no había ocurrido en toda la Liga. Sólo con que la fortuna nos acompañe y dejemos atrás el mal fario que nos ha perseguido, las opciones de permanencia se multiplican por mil. Eso sí, hace falta ganar unos cuantos partidos y para eso hay que poner en el campo muchos más argumentos futbolísticos de los que el equipo ha mostrado hasta ahora. A ver si Oltra tiene de verdad una varita mágica en la mano para lograr tal hazaña que para el valenciano –como él mismo definió– es el mayor reto de su carrera.
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