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Las mudanzas de la economía vienen marcadas por cambios en los temas de conversación. Hemos pasado de «recuperación» a «desaceleración». No ha sido muy comentada en nuestra comunidad la estimación que el pasado día 2 publicó la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en relación ... con el crecimiento de las economías regionales. Según este organismo, España creció en el trimestre de verano un 0,6% respecto del trimestre anterior, y un 2,5% respecto del verano de 2017. Por encima de la media intertrimestral se han situado Madrid, Valencia, Aragón y Navarra; por encima de la media interanual, las anteriores más Galicia, País Vasco y Canarias.
Cantabria anota, respectivamente un 0,4% y un 2,3%, por debajo de la media española en ambos casos. Ha ido aflojando el paso a medida que avanzaba el año, desde un 3,2% inicial. La efervescencia con que 2017 superó al demencial 2016 parece que está agotando su ímpetu, pues bajar la velocidad en casi un punto porcentual es mucho frenar (un punto cántabro viene a ser unos 130 millones de euros). Así que la conversación, inevitablemente, recae sobre la «desaceleración», también porque la locomotora de nuestra zona monetaria, Alemania, se ha contraído por primera vez en tres años.
La AIReF ofrece varios contenidos que nos facilitan la perspectiva histórica. Si pensamos en el valor de la economía en 2010 como índice 100, un relato de recuperación es ver en qué momento cada región volvió a ese punto. Baleares fue la pionera al acabar 2014. El conjunto de España lo logró al terminar 2015. Navarra, Murcia y Madrid ya lo habían conseguido a principios de ese año, y poco después se sumaban País Vasco y Cataluña.
En 2016 volvieron al índice 100 Valencia, Andalucía, Galicia, Canarias, Aragón y Castilla y León. Más rezagadas fueron en 2017 Cantabria (primavera), Castilla-La Mancha y Extremadura (ambas en verano). Este año ha retornado a la centena Asturias, pero La Rioja aún no lo ha conseguido.
Si se produce una desaceleración, en principio hará más daño a las más tardías en la recuperación, porque no han tenido tiempo de fortalecerse. Son embarcaciones más vulnerables ante las próximas borrascas. Cantabria no solo ha ido en el pelotón de cola, sino que su entorno ha sido también lento, con la excepción foral. Una golondrina no hace verano, y el gráfico de AIReF para lo que llevamos de siglo muestra que, a pesar de algún año excepcional, casi nunca el PIB cántabro crece por encima del español. Esto va paulatinamente reduciendo nuestro peso y capacidad dentro de la economía de la nación.
La situación de Cantabria tiene rasgos estructurales claros de declive relativo, como ya han señalado varios estudios de expertos, por lo que requiere una agenda de reformas legales que aceleren las inversiones y permitan 'cambiar de tema'. ¿Habrá visión política para ello?
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Ana del Castillo
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