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En estos días, la concejala de Educación del Ayuntamiento de Santander ha presentado una campaña publicitaria, en marquesinas, posters y folletos, relacionada con los caminos escolares seguros. Según sus propias palabras, se trata de concienciar a la ciudadanía sobre la conveniencia de «ir caminando ... al colegio».
Lo que ocurre es que, si bien es loable sensibilizar, no es menos cierto que la totalidad de este proyecto se podría haber puesto en marcha, ya hace tiempo, si el ayuntamiento aceptara la importancia de generar caminos escolares para nuestros escolares y para el buen funcionamiento de la ciudad. Por ahora no deja de ser un brindis al sol, palabras vacías frente a los hechos con los que nos encontramos todos los días frente a nuestros colegios.
Propaganda frente a realidad. Propaganda de una concejalía que no tiene ninguna posibilidad de concretar esas buenas intenciones en un plan efectivo porque depende de otros estamentos del propio ayuntamiento. Resulta curioso que ni la alcaldesa, ni el concejal de movilidad, ni el de seguridad hayan estado presentes en la promoción de la campaña. Sólo -y sólo sí- la alcaldía y estas concejalías se implican y organizan un serio programa que proyecten unos caminos escolares seguros podrá hablarse de una propuesta efectiva.
Comenta la concejala que se siguen las indicaciones de la DG de tráfico en su campaña respecto a los caminos escolares seguros. Lo que no dice es que la DGT propone la creación de una red de itinerarios seguros y cambiar hábitos de desplazamiento caminando, o en bicicleta o en transporte público. Un cambio relacionado con la sostenibilidad, seguridad y salud para los desplazamientos a pie o en bicicleta al cole.
Sostenibilidad porque uno de los objetivos es reducir el número de vehículos a motor que trasladan a los niños al colegio, aminorando el exceso de emisiones contaminantes y el ruido, actuando en favor de la mejora del medio ambiente, la recuperación del espacio público y la seguridad vial infantil.
Seguridad para crear una red de itinerarios seguros y cambiar hábitos de desplazamiento caminando, o en bicicleta o en transporte público.
Con respecto a la salud, se trataría de impulsar hábitos saludables al promover la movilidad activa, el caminar y pedalear, favoreciendo el desarrollo de una actividad física cotidiana y rutinas de vida sanas, buscando un aprendizaje propicio a conseguir una ciudadanía con menor obesidad y mejor salud.
Sin olvidar que con todo esto se les devuelve la calle a la infancia y a los adolescentes, los gran olvidados de las ciudades modernas; la niñez recupera su autonomía, reconquista la calle y los escolares pueden ir solos o en compañía de sus amigos al colegio. De este modo se favorece la autoestima, la socialización y el proceso de aprendizaje por medio de la interacción con y en la ciudad y la cooperación de vecinos y compañeros.
Lo que tampoco dice es que esta campaña está activa, como tal, por la CGT desde el año 2011, en la que participan numerosas ciudades de nuestro entorno desde entonces: Gijón, San Sebastián, Álava, Madrid, Barcelona, Segovia, Pontevedra, Málaga, Granada, Molina de Segura, Vigo. Ciudades grandes y pequeñas, llanas o con cuestas, con mucha población estudiantil o con poca, con problemas de tráfico y sin ellos... Ciudades preocupadas por la movilidad, la sostenibilidad, la seguridad y la salud. Como ocurre en ciudades europeas desde los años 90.
Pues bien, estamos en el año 2022 y al Ayuntamiento se le ocurre realizar una campaña de sensibilización de algo que toda la ciudadanía conoce y demanda. No hay más que atender a las asociaciones de padres y madres de escolares, a los equipos directivos de los centros, al profesorado y al alumnado.
Claro que tampoco puede escucharlos porque se está frenando la constitución del consejo escolar municipal, mandato que tiene este Ayuntamiento a partir de la moción presentada por el Grupo Socialista y aprobada por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento de Santander el 30 de julio de 2020; incumpliendo con la ley 3/1999 de consejos escolares de Cantabria dónde el artículo 19, punto 3, dice: «El Consejo Escolar se constituirá en el plazo de seis meses desde su creación».
Sin embargo, no me sorprende lo más mínimo ya que la parálisis municipal es tal que afecta a toda la estructura municipal, en este caso, a un consejo y una representación de los grupos políticos muy valiosa porque es la que defiende las necesidades educativas de los escolares, la generación del mañana.
En la misma línea de boicotear desde dentro los mandatos originados en el pleno se inscribe este plan. Como el Plan de Movilidad Sostenible está atascado, esta campaña no trata de la planificación real del diseño de una red de caminos escolares seguros para los colegios de la ciudad, contando con la participación de toda la comunidad, que fue la propuesta aprobada por mayoría absoluta, aunque sin el apoyo del PP.
Llegamos tarde y mal.
En las marquesinas veremos anuncios, en la realidad filas de coches atascados a la entrada y salida de las clases. Una bella campaña cosmética, mero maquillaje.
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