El candelario

Idea y diseño: Laslo Kardos Poo. Ilustraciones: Alberto M. Belvide. Con una advertencia a los chupópteros: «»El Candelario de Cantabria» y todos sus dibujos son un producto registrado». Absténgase, por tanto, de utilizarlos a la buena de Dios quienes no hayan sido expresamente autorizados. Que aprovecharse del trabajo intelectual y artístico ajeno es un recurso muy feo.

En la parte superior, «El Candelario 2022» luce una semicóncava estampa panorámica de Sopeña, en Cabuérniga. Y un deseo de buena voluntad, que ojalá se lleve consigo al Covid: «Vijanera, vijanera, / Bienvenido el año nuevo / que cura todos los males». La foto en sepia de un 'vijanero', con la leyenda La Vijanera, Silió, emparenta a este racial individuo con las más recias estampas de la España profunda. La de al pan, pan; y al vino, vino. Ergo: autenticidad sobre todo.

Hechas las presentaciones de rigor, conste que «El Candelario» se edita en Cabezón de la Sal, que cuesta la mísera cantidad que hasta vergüenza me da de decirlo de tan sólo seis euros unidad. El precio de un conleche y un sobao, a poco más o menos.

Como no llevo comisión en las ventas, me permito recomendar que adquiera un ejemplar y lo cuelgue en un lugar apropiado de su casa u oficina todo aquel que sienta amor por las cosas de la tierra. Amor de corazón, y no sólo de boquilla. Y ya puestos a recomendar, que se mande un ejemplar a quien vive y trabaja fuera. De lo cual, a más comodidad, se encarga la empresa editora, evitando engorrosos trámites.

Por tan poco coste mucho es lo que se aprende sobre la tierruca.