Secciones
Servicios
Destacamos
La tradición de las tertulias enraíza con la cultura de manera tan natural como directa. Las tertulias tienen una larga y feraz historia. Los ejemplos abundan, desde la que mantuvieron en el Santander de finales del siglo XIX Marcelino Menéndez Pelayo, José María Pereda y ... Benito Pérez Galdós hasta la reflejada magistralmente por el pincel de José Gutiérrez Solana en el café de Pombo de Madrid. Las reuniones de profesionales e intelectuales de diferentes ámbitos han sido esenciales, tanto en las grandes ciudades como en los pueblos. La velocidad que los nuevos tiempos ha impuesto a los usos sociales ha dejado fuera de juego esa fórmula de comunicación y debate social.
Por suerte, existen brotes de optimismo sobre el renacimiento de la conversación compartida y se atisban los primeros beneficios. En Cantabria, desde hace cinco años, un grupo de personas, de diferentes profesiones, se reúnen dos días a la semana para desayunar y conversar en el hotel Joseín de Comillas. La charla en torno a café y tortilla se circunscribe a finales de julio y al mes de agosto. La nómina de los convocados por Antonio Eraso, alma mater de la reunión, concentra un núcleo excepcional de personas con gran capacidad de influencia en la política, la economía y la cultura de España.
El arquitecto y promotor inmobiliario Juan Claudio de Ramón ejerce, con mano de hierro en guante de seda, la coordinación y evita que el caos reine entre la docena larga de participantes. Diferentes visiones de un mismo asunto enriquecen el intercambio de opiniones. La embajadora de España en Hungría, Anunciada Fernández de Córdova, aporta una óptica europea y su conocimiento de la historia suma un plus de certeza. Diego de Alcázar, marqués de la Romana y presidente del prestigioso Instituto de Empresa, introduce siempre una opinión sensata, basada en su experiencia como emprendedor y como amante del arte. Refuerza el criterio sobre educación y opinión pública Rafael Puyol, catedrático de demografía y exrector de la Universidad Complutense de Madrid.
Alrededor del café matutino comparten charla financieros como Svante Borjesson, un sueco afincado en España con un desempeño de nuestra lengua excepcional, José Antonio Álvarez, vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, que disfruta de su casa de veraneo en Comillas o el empresario navarro Carlos Fernández-Lerga.
Este verano también acudió a la cita matutina Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga, buen conversador y animador de la tertulia.
El universo de la comunicación tiene brillante representación en el grupo: José Antonio Sánchez, editor y presidente del diario digital 'El Confidencial' o Miguel Ángel Aguilar periodista con un largo currículum, conocedor de los laberintos de la política española. Este verano la tertulia de Joseín ha comenzado a invitar a personas con capacidad de aportar conocimiento: el primero ha sido Iván Espinosa de los Monteros, diputado de Vox, que ha respondido a las preguntas de todos y ha dejado clara cual es su posición. Tras él, el periodista santanderino Ramón Pérez-Maura habló sobre sus nuevos proyectos profesionales.
Nicolás Franco, el decano del grupo, ha pronunciado una lección magistral sobre Afganistán, un país que conoce porque ha viajado por toda su geografía en varias ocasiones.
Los análisis realizados sobre cuestiones de singular importancia resultan brillantes por el conocimiento de cada uno de los contertulios y por la suma de diferentes ópticas. Este verano, además del reto que supone para Europa el abandono de Estados Unidos de su tarea de gendarme internacional, la atención se ha centrado en la debilidad de la sociedad civil española y la excesiva injerencia del gobierno en el universo empresarial. La necesidad de que empresarios, colegios profesionales, sindicatos, etc. sean capaces de trazar su presente y su futuro sin la necesidad de mirar de reojo al ejecutivo, es esencial para construir un país más dinámico y libre.
El potencial de aporte de información y de capacidad de influencia de esa tertulia se desperdicia en Cantabria. Si el gobierno autonómico y los líderes de los partidos políticos escucharan ese intercambio de opiniones y las noticias sobre lo que se gesta en determinados círculos, es probable que se adoptaran decisiones más acertadas. Si las aportaciones de ese grupo fueran encauzadas para mejorar la colaboración entre el gobierno y la sociedad civil de nuestra comunidad, los cántabros tendríamos mayor presencia en Madrid, donde se adoptan decisiones que nos afectan.
Los empresarios y profesionales que veranean en nuestra tierra demuestran interés por el futuro de la región y es seguro que tendrán una excelente disposición para ayudar al buen gobierno regional. Quienes dirigen los destinos de Cantabria tienen ante si una gran oportunidad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.