Cantabria: naturaleza habitada

La huella de la actividad humana en Cantabria ha generado afecciones ambientales muy significativas que estamos obligados a revertir; que nuestra sociedad genera residuos que debemos ser capaces de convertir en recursos; o que debemos encontrar el equilibrio entre el desarrollo de las energías renovables y la conservación de los elementos más valiosos de nuestro patrimonio natural y cultural. Por eso, nuestro Gobierno acordó, en diciembre de 2019, la Declaración de Emergencia Climática en Cantabria como muestra de un compromiso real en la lucha contra el cambio climático y la promoción de la economía circular y la bioeconomía.

En el ámbito del reciclaje, Cantabria avanza en la buena dirección. A pesar de la excepcionalidad vivida durante gran parte del 2020, el reciclaje de envases se consolidó un año más como una práctica muy extendida entre la sociedad, con un incremento del 38% durante los últimos cinco años de los envases ligeros (plástico, metálicos y briks) depositados en contenedor amarillo, y del 12% los envases de cartón y el papel depositados en contenedor azul. Con respecto al vidrio, los cántabros depositamos una media de 100.000 envases al día, lo que ha supuesto un ahorro de 11.164 MWh de energía, el equivalente al consumo energético de todos los hospitales de Cantabria durante dos meses y medio. O, por ejemplo, el incremento en los últimos cinco años de un 30% en toneladas de residuos voluminosos o peligrosos depositados en los puntos limpios que gestiona la empresa pública MARE. Además, este mismo año iniciaremos en la comarca del Besaya, la recogida selectiva de la materia orgánica, el quinto contenedor, con el objetivo de que en dos años esté implantada en toda la región.

La implicación medioambiental de los cántabros es una de las tareas más ilusionantes que desarrollamos desde la consejería, a través de las múltiples iniciativas de voluntariado ambiental, sensibilización e información que coordina el CIMA. Tenemos por delante retos en materia de transición energética de la industria, que no pueden significar la pérdida de puestos de trabajo, ni de actividad, sino suponer nuevos nichos de empleo.

Retos en materia de conservación y recuperación de la biodiversidad como herramienta para la mitigación y adaptación al cambio climático, desarrollando las estrategias de prevención de los incendios forestales, de lucha contra las especies invasoras, de consolidación de la Red de Espacios Naturales Protegidos o de restauración de áreas degradadas. En Cantabria estamos comprometidos con el desarrollo de la energía eólica de manera firme y garantista para nuestro patrimonio natural, nuestros vecinos, y también para dar garantías jurídicas a las empresas. Y retos para el reconocimiento público y el justo pago de su trabajo y esfuerzo, a los hombres y mujeres de nuestro sector ganadero, agrícola, forestal, pesquero y marisquero, y de todo el sector agroalimentario de Cantabria. Son la esencia de nuestra tierra y, desde el Cantábrico, hasta las cumbres de la Cordillera, son los garantes de la conservación de nuestro patrimonio y claves en la lucha contra el despoblamiento rural. Nos proporcionan alimentos de calidad, como pescados y mariscos; productos de la huerta, leche, quesos y mieles; y por supuesto, las magníficas carnes de nuestra ganadería, un producto de máximo valor, que debe formar parte de una dieta rica y variada y que, lejos de lo que algunos sectores minoritarios proclaman en sus campañas globales, es uno de los mejores ejemplos de consumo de proximidad y sostenibilidad cuando procede de nuestras ganaderías. Permítanme una licencia: ¿Consumo de carne?: «Por supuesto».

Termino: la conservación de paisajes diversos tiene sus mejores aliados en la ganadería extensiva y la gestión forestal, imprescindibles en la apuesta por nuestro planeta, desde este territorio cántabro de mar y montaña.