La flor y nata del PP de Cantabria vuelve del congreso de Sevilla que ha coronado a Alberto Núñez Feijóo como nuevo gran jefe sin fechas concretas ni certezas absolutas sobre el cónclave regional que debe decidir el liderazgo del partido. No sólo urge resolver ... cuanto antes el trámite congresual para preparar las elecciones del año que viene sino que además debe hacerlo pacíficamente. El PP cántabro no puede permitirse otra batalla interna como la de 2017, que ha dado lugar al quinquenio más convulso de su historia y que se ha cobrado una elevada factura en las urnas.
La cúpula del PP cántabro festejó con alivio la crisis que acabó con el ciclo de Pablo Casado y Teodoro García Egea y su persecución a la presidenta María José Sáenz de Buruaga. Pero la tranquilidad nunca dura mucho. En vísperas del congreso sevillano se produjo un inquietante 'déjà vu'. Las mismas firmas de los mismos medios nacionales recuperaban las mismas especulaciones sobre las intenciones del nuevo patrón, Núñez Feijóo, de hacer cambios en los territorios menos boyantes: Cataluña, País Vasco, Rioja, Cantabria… O sea, como los recién enterrados Casado y Egea.
El oficialismo popular no ha percibido, sin embargo, indicios fúnebres en Sevilla. Más bien, todo lo contrario, aseguran. Buenas sensaciones sobre el objetivo de Sáenz de Buruaga de consolidar su liderazgo en un congreso de integración en lista única, lo más pronto que se pueda encontrar el hueco entre los once cónclaves territoriales que tiene pendiente el PP en toda España.
Los críticos de Buruaga, naturalmente, no creen o no quieren creer que lo vaya a tener tan fácil. Seguro que Núñez Feijóo tiene muchas cosas que hacer para construir su figura de jefe de la oposición a Pedro Sánchez antes que revolver a la grey partidaria en las diferentes comunidades, pero para eso tiene un equipo. Ahí está, por ejemplo, el nuevo coordinador general, el andaluz Elías Bendodo, hombre fuerte del presidente Juan Manuel Moreno Bonilla, que estos días se pasea por las radios para contar que entre sus funciones está la de buscar 'candidatos ganadores' en las regiones.
En el PP cántabro también fijan la atención en la nueva secretaria general, Cuca Gamarra. Puede que no sea una portavoz parlamentaria tan brillante como la defenestrada Cayetana Álvarez de Toledo, pero no cabe duda de que es mucho más flexible. De las filas de Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso extraordinario de 2018 se recicló para estar en el núcleo dirigente de Pablo Casado y ahora ha pasado a ser formalmente la número dos de Feijóo. 'Cuca 360 grados' la bautizan maliciosamente en el partido por su habilidad para reorientarse con provecho en cualquier dirección. Pues bien, Cuca Gamarra, Íñigo de la Serna y Gema Igual, tres sorayistas más o menos contemporáneos, mantienen desde siempre una fluida relación en la que Cantabria es un tema frecuente de conversación. De la Serna, recién casado y centrado en su actividad, no ha entrado en el núcleo dirigente de Feijóo, la verdad es que nunca ha estado muy interesado en los asuntos del partido. Otra cosa mejor sería volver a ser ministro a su debido tiempo.
La ejecutiva del PP tiende a creer que Buruaga no tendrá un rival en el congreso, pero se dice preparada para imponerse a quien se atreva, sea cual sea su empaque. La especulación no cesa: que si la flamante cúpula de Feijóo en Génova apuesta por Igual, al bando de Buruaga ya no le saldrían las cuentas, porque habría deserciones y la alcaldesa concentraría todo el sector crítico, el que representan los parlamentarios nacionales Diego Movellán y Javier Puente y la 'vieja guardia' que en su día apoyó a Ignacio Diego. Que en ese caso puede haber un relevo pactado con una salida airosa para Buruaga. O que la presidenta conserve el mando en el congreso, pero con la condición de no ser candidata autonómica. Pero si Buruaga no compite, si Gema Igual prefiere pelear de nuevo por la alcaldía santanderina y De la Serna no parece muy dispuesto a venir a disputar la presidencia del Gobierno regional, ¿hay algún otro referente en el PP con tirón para ser candidato regional? No, sólo quedarían soluciones creativas sin mucho fuste.
Continuidad o cambio negociado. Al PP le conviene un congreso sosegado, de candidatura única, ya no tiene margen para otras encarnizadas primarias, esa 'fiesta de la democracia' que deja a los partidos hechos unos zorros, como se ha visto en Cantabria en estos últimos años. El congreso de 2017 produjo una fractura y una desmovilización que todavía está pagando. En las elecciones de 2019, con Buruaga en el cartel como solución de emergencia tras el patinazo de Génova con el nombramiento de Ruth Beitia, el partido contabilizó 78.000 votos (26,3 %) y 9 diputados, un gran bajonazo frente a las 104.000 papeletas (32,6%) y 13 escaños de 2015, que ya había sido una debacle con respecto a la histórica mayoría absoluta de 2011, 20 diputados y 156.000 votos (46%). En 2023 dependerá en buena medida de la tendencia del partido en la política nacional con Feijóo al mando, pero si en Cantabria no ha solventado el enfrentamiento interno y recuperado el estímulo difícilmente podrá recuperar al primer puesto en el escalafón que le arrebató el PRC de Revilla.
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