Dos cántabros que cambiaron el fútbol
MI SAQUE DE ESQUINA ·
Laureano Ruiz y Enrique Orizaola son los dos montañeses que aparecen entre 'Las cien personas que cambiaron el fútbol', publicación editada este mismo añoSecciones
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Laureano Ruiz y Enrique Orizaola son los dos montañeses que aparecen entre 'Las cien personas que cambiaron el fútbol', publicación editada este mismo añoLos libros de fútbol continúan llegando a las librerías. Ya han pasado los tiempos en los que las estanterías estaban huérfanas de este tipo de publicaciones, sobre todo vinculadas a la historia o a la literatura. Uno de estos libros, editado este año, me ha ... sorprendido gratamente por reunir en sus páginas a 'Las 100 personas que cambiaron el fútbol', que así es el título de esta obra de tres jóvenes autores amantes del balompié: Guille González, Diego Campoy y Juan Arroita que, a riesgo de exponerse a las críticas de las ausencias, se han atrevido a dar su opinión con un criterio bastante maduro. En esta selección de cien personajes que han condicionado el devenir de este deporte hay dos cántabros que jugaron en el Racing, aunque sus respectivos méritos surgieron en sus respectivas etapas como entrenadores del Barcelona. Son Enrique Orizaola y Laureano Ruiz. Gracias al primero, los postes de las porterías dejaron de ser cuadrados, mientras que el segundo inventó el ejercicio del rondo y creó el fútbol de toque vistoso y eficaz que tanto ha caracterizado al conjunto catalán liderado por Cruyff y por Guardiola.
El primero de los cántabros que cambiaron el fútbol fue Enrique Orizaola Velázquez (Santander, 1922-2013), jugador del Rayo (1938-41), Racing (1941-48), Gimnástica de Torrelavega (1949-51) y entrenador que, tras dirigir al Laredo (1954-55), Rayo (1955-57) y Racing (1956-58), se incorporó al Barcelona en la temporada 1960-61 como asistente del técnico Ljubisa Brocic, que tuvo un buen comienzo de Liga, pero que fue cesado por una crisis de resultados, dando opción a que Orizaola se hiciera con las riendas del primer equipo. El santanderino estabilizó la situación y consiguió llegar a la final de la Copa de Europa en 1961 con la hazaña de eliminar al Real Madrid, equipo que había ganado las cinco primeras ediciones de este torneo, y que jamás había perdido una eliminatoria.
La final se disputó en Suiza, en el estadio de Wankdorf de Berna contra el Benfica portugués. Era la final de las tres bes (Barcelona, Benfica y Berna), según titulaba el afamado periodista Carlos Bribián en su crónica del Kölnische Rundschau. Sus jugadores, liderados por la técnica y velocidad de Ladislao Kubala, saltaron al estadio de Wankdorf con bastante optimismo y motivación, aunque dos de ellos se mostraban recelosos de sus porterías de postes cuadrados, algo que era habitual en los campos. Eran los húngaros Kocsis y Czibor, que siete años antes habían jugado en el mismo lugar la final del Mundial que Alemania ganó a Hungría, y en donde los postes repelieron dos disparos de la selección magiar. Y en aquel encuentro, el Barça perdió 3-2, estrellando seis balones en los postes. Después del partido, los dirigentes de la UEFA solían organizar una cena con los jugadores de los equipos finalistas, y durante la cena, Enrique Orizaola expuso ante los representantes federativos la conveniencia de que los postes fueran redondos, no sólo porque entonces el Barcelona hubiera ganado la final, sino también por la seguridad de los jugadores que corrían el riesgo de chocarse con las aristas. Mes y medio después, la UEFA hizo caso a Orizaola y prohibió los postes cuadrados.
El otro técnico cántabro que cambió el fútbol es Laureano Ruiz Quevedo (Escobedo de Villafufre, 1936), que además de jugar en el Unión Club (1951-52), Rayo (1954-57 y 1957-58), Racing (1956-57 y 1958-59) y Gimnástica (1961-65), dirigió a los racinguistas en las temporadas 1967-69 y 1979-80. Laureano sin duda es una de las grandes figuras del fútbol formativo en España y está considerado como el creador del estilo vistoso y eficaz que tanto ha caracterizado al Barcelona. Dirigió al primer equipo del club catalán en la temporada 1975-76, tras la dimisión de Weisweiler, teniendo entre sus jugadores al exracinguista Juan Carlos Pérez y a Johan Cruyff. Entre los ejercicios para enseñar y ejercitar a sus futbolistas en el arte del desmarque, Laureano Ruiz inventó en 1957 el denominado 'rondo', una práctica donde los futbolistas tienen que combinar entre ellos los pases mientras les acosan uno o dos jugadores que obligan a soltar con rapidez la pelota.
A los dos técnicos cántabros habría que añadir un racinguista más que se incluye entre los personajes del libro. Se trata del inglés Mr. Pentland (Wolvenrhampton, 1883-1962), otro innovador entrenador que marcaría el futuro del Racing, al que dirigiría en la temporada 1921-22, y que revolucionaría el fútbol español desde su labor en varios equipos más, entre ellos el Athletic. Pentland, Orizaola y Laureano, un trío de técnicos que enriquecen el orgullo racinguista.
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