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Hay algo que ya deberíamos tener claro: la falta de relevo generacional y el poco atractivo que genera el sector primario de cara a los jóvenes hace que las explotaciones agrarias y ganaderas, necesarias para la alimentación, queden en desuso con todo lo que ello ... supondrá.
De esta manera, un estudio reciente publicado por el Parlamento Europeo sobre el futuro del campo en la década de 2020 advierte del «serio peligro» que existe en España por el previsible abandono de tierras agrarias durante la próxima década. En concreto, indica que cerca de 56 millones de hectáreas corren el riesgo de ser abandonadas y estima que 5 millones de ellas acabarán baldías en 2030. Según la organización agraria Unión de Uniones, en España cerca del 10% presenta riesgo «alto o muy alto» de abandono, lo que supondría una pérdida de unos 2,3 millones de hectáreas; es decir, una superficie de terreno equivalente a cerca de tres veces el tamaño de la Comunidad de Madrid. Datos que todos deberíamos tener presentes.
Ese informe oficial de la UE revela también que entre 2012 y 2018 la superficie agraria en España disminuyó, especialmente en regiones del centro peninsular (Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y País Vasco) y la costa mediterránea (Murcia y Comunitat Valenciana). Y es que, según las organizaciones del sector, la grave crisis de rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas está haciendo imposible que, con una edad media de los productores superior a los 62 años, se esté produciendo el necesario relevo generacional.
Falta mano de obra, el campo envejece y la sucesión familiar en los negocios agrícolas se complica. Por eso los empleados eventuales en países como España cumplen un papel esencial en el sector primario. Sin embargo, creo que aunque se habla mucho de la inmigración, no se ha debatido lo suficiente en un sector en el que los inmigrantes también participan cada vez más en el necesario relevo generacional de explotaciones hasta ahora en manos de propietarios españoles, ya sea comprando tierras o arrendándolas. Y que aunque aún minoritario sí que debería tenerse en cuenta.
El relevo generacional en los negocios agrarios se complica cada vez más en todo el país. El Ministerio de Agricultura advierte también de que España cuenta con una proporción de jóvenes agricultores que se sitúa entre las más bajas de toda la Unión Europea, lo que da lugar a importantes desequilibrios sociales en las zonas rurales y pone de manifiesto la necesidad de emprender acciones ambiciosas para afrontar esta situación, invertir la tendencia actual al envejecimiento y garantizar mayores y mejores oportunidades de empleo a los jóvenes en el medio rural.
Según Eurostat, solo un 3,8% del total de los jefes de explotación en España se corresponde a grupo de jóvenes menores de 35 años, frente al 23% de la media de la Unión Europea. Aún queda mucho camino por recorrer y por eso los jóvenes inmigrantes juegan un papel cada vez más importante en el sector primario español.
Esto indica que deberíamos plantearnos si los inmigrantes podrían ser la solución al necesario relevo generacional en el campo. De esta manera, actualmente la gran mayoría de los inmigrantes que eligen la agricultura como medio de vida prefieren ser temporeros y tener garantizado un jornal al final del día. Con todo, en algunas zonas, sobre todo tras la pandemia de coronavirus, que ha desplazado trabajadores de los servicios hacia el campo, aumentan los casos de inmigrantes que toman la decisión de alquilar o incluso comprar parcelas.
Y es aquí donde es necesario que las administraciones públicas pongan en marcha una hoja de ruta para que los jóvenes, sean nacionales o inmigrantes, puedan tener en el campo un futuro digno.
La agricultura y ganadería llenan de productos los comercios en los que la población compra y consume, pero muchas de esas explotaciones tristemente tienen los días contados, con todo lo que podría suponer su desaparición. Todo ello viene motivado por la falta de relevo generacional. Y es que a la despoblación del medio rural se le suma el envejecimiento de la misma y por ende la jubilación de muchos trabajadores del sector. Es un problema silencioso que avanza preocupando solo a quien lo conoce, pero no a quien puede mediar para evitarlo. El sector primario es indispensable para que cualquier civilización pueda persistir, y pese a que la tecnología ha llegado al campo e incluso la mujer cada vez tiene más presencia en él, parece que el sector no termina de ser llamativo, trabajemos para revertirlo, aún estamos a tiempo.
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