Secciones
Servicios
Destacamos
El absentismo laboral juvenil es una realidad que preocupa cada vez más en Cantabria. Las estadísticas recientes apuntan a un fenómeno en crecimiento que no solo afecta a las empresas, sino también a la estabilidad económica y social de nuestra región. Sin embargo, esta problemática ... no puede ser reducida a simples juicios de valor. No se trata de una generación «que no quiere trabajar», sino de un síntoma de un mercado laboral que, en muchos casos, no ha sabido adaptarse a las expectativas y necesidades de los jóvenes.
En Cantabria, como en el resto de España, muchos jóvenes sienten que las condiciones laborales que se les ofrecen no cumplen con sus aspiraciones mínimas. Contratos temporales, jornadas interminables y salarios que apenas alcanzan para cubrir las necesidades básicas son la norma para una gran parte de la juventud.
El absentismo, a menudo asociado con la falta de responsabilidad, puede ser también una forma de protesta silenciosa contra un sistema que parece no ofrecerles perspectivas de futuro.
Las experiencias de incertidumbre y cambio que trajo consigo el covid-19 han alterado las prioridades de las nuevas generaciones. El bienestar personal, el equilibrio entre la vida laboral y personal, y la búsqueda de propósito tienen un peso mucho mayor a la hora de decidir si quedarse o abandonar un puesto de trabajo.
Las empresas de Cantabria, especialmente las pequeñas y medianas, enfrentan retos significativos para retener el talento joven. Aunque algunas han comenzado a adoptar políticas más flexibles y modernas, muchas siguen ancladas en modelos laborales tradicionales que no conectan con las nuevas expectativas.
El absentismo no debería ser visto solo como un problema que afecta la productividad, sino como un indicador de que algo no está funcionando. Si los jóvenes, como señalan los datos, faltan más al trabajo por cuestiones vinculadas a la salud mental, ¿qué podemos hacer para que se queden?
Es urgente que las empresas reevalúen sus propuestas de valor. Más allá de los salarios, los jóvenes buscan un entorno laboral que les respete como individuos, que les ofrezca oportunidades de desarrollo profesional real y que les permita sentir que su trabajo tiene un propósito.
Uno de los mayores reclamos de los jóvenes en Cantabria es la necesidad de flexibilidad. La posibilidad de conciliar la vida personal y laboral no debería ser vista como un lujo, sino como una herramienta clave para aumentar la satisfacción y el compromiso de los empleados. Aunque no todas las empresas pueden implementar modelos de teletrabajo, especialmente en sectores como la hostelería o la manufactura, existen medidas que pueden marcar la diferencia.
Por ejemplo, ajustar los horarios laborales para facilitar el transporte o implementar políticas de desconexión más humanas son pasos sencillos que pueden tener un gran impacto.
La Generación Z, que actualmente lidera el mercado laboral juvenil, trae consigo una mentalidad diferente. Son jóvenes digitales, creativos y con un fuerte sentido de la ética y la sostenibilidad. Estas características representan una oportunidad inmensa para las empresas cántabras, siempre que sepan aprovecharlas.
Sin embargo, las empresas no deben limitarse a utilizar a la Generación Z como un recurso. Es igualmente importante adaptarse a sus valores. Si no sienten que su lugar de trabajo respeta su bienestar, sus ideales y sus aspiraciones, el absentismo seguirá siendo un problema recurrente.
El absentismo juvenil en Cantabria no puede ser resuelto únicamente por las empresas. Es un desafío que requiere la colaboración de todos los actores implicados, desde las instituciones públicas hasta las familias y el propio sistema educativo.
Por un lado, el Gobierno de Cantabria debe priorizar políticas que fomenten la empleabilidad juvenil, ofreciendo incentivos para que las empresas contraten y retengan talento joven. Por otro lado, los centros educativos tienen un papel crucial en la preparación de los jóvenes para un mercado laboral en constante evolución, inculcando no solo conocimientos técnicos, sino también habilidades como la resiliencia, la adaptabilidad y el trabajo en equipo.
El absentismo juvenil en Cantabria es un desafío complejo, pero también una oportunidad para transformar el mercado laboral. En lugar de lamentarnos por la falta de compromiso de los jóvenes, debemos mirar más allá y trabajar juntos para crear un entorno laboral que inspire, motive y valore a quienes serán los líderes del futuro.
La solución no está en imponer normas más rígidas ni en exigir sacrificios desmedidos. Está en escuchar, en comprender y en construir un sistema que reconozca el valor de cada trabajador, independientemente de su edad. Porque al final, como bien sabemos, una empresa no es más fuerte que las personas que la integran.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.