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Uno de los últimos actos en El Diario Montañés, dedicado a la cadena agroalimentaria, concretamente a la carne de vacuno, sirvió para que representantes de organizaciones y entidades profesionales ofrecieran opiniones interesantes sobre las perspectivas de su sector. Pero no estoy seguro de que ... sean plenamente conscientes de los cambios productivos que se van a encontrar en un futuro próximo. Estamos pendientes de la reforma de la PAC 2021/2027, planteada por la anterior Comisión Europea (CE) antes del lanzamiento del 'Green Deal' o Pacto Verde Europeo por la nueva Comisión, dándole carácter prioritario con el objetivo de convertir Europa en el primer continente climáticamente neutro, documento que marca una hoja de ruta para las políticas comunitarias y, por lo tanto, para la PAC. Por eso no sorprende que en el informe de perspectivas a diez años de los mercados de la CE se recojan aspectos novedosos en las previsiones para las producciones. Un primer aspecto del informe es el de los desafíos de la demanda del consumo. Origen, costo, seguridad alimentaria y modos de producir (orgánico, bienestar animal, huella ambiental) condicionan el comportamiento del consumidor, que implican cambios también en la industria alimentaria. Ante las crecientes preocupaciones en salud, cambio climático y bienestar animal, es previsible que el consumo de carnes descienda ligeramente en la UE y el de la de vacuno continúe su tendencia bajista. El número de vegetarianos/veganos es alto entre los más jóvenes (8% en Alemania, Francia, Italia y Polonia), y el número de flexitarianos (quienes comen menos carne) está aumentando en el resto de edades. Esas preocupaciones sociales conllevan una creciente demanda de productos bio.
La proteína animal (carne, lácteos, huevos, pescado) juega un papel notable en las dietas de los consumidores comunitarios. Pero la producción animal incrementa tales preocupaciones sociales. Por ello las tendencias UE de consumo revelan un aumento de las dietas basadas en plantas, que podría modificar el balance futuro del consumo de proteínas. El informe señala «un cambio gradual hacia el flexitarismo, que incluye nuevos productos alternativos de carne a base de plantas, y en el futuro carne de laboratorio», que impactarían significativamente en la producción agraria comunitaria durante los próximos 10-20 años. Últimamente, importantes empresas han realizado cuantiosas inversiones en estos productos, así que las hamburguesas a base de plantas se encuentran por doquier.
El documento analiza incluso qué sucedería si la dieta UE cambiara estructuralmente en los próximos diez años. Según datos OCDE-FAO, la dieta UE obtiene 42% de sus proteínas de plantas y 58% de productos animales. Esta relación cambiaría gradualmente durante diez años hasta una 50/50, reduciendo progresivamente el consumo interior de productos animales hasta un 17% para 2030. Al mismo tiempo, acrecentaríamos el consumo de vegetales para salvaguardar la ingesta/per cápita de calorías, proteínas y grasas.
Al margen del supuesto precedente y profundizando algo más en las perspectivas de la carne vacuna, el informe aborda la disminución en el número de vacas nodrizas, determinante del potencial de producción. La evolución comunitaria de este ha sido influida por la ayuda voluntaria acoplada en algunos EE MM (como España) y la baja rentabilidad de la producción de carne. En las dos últimas encuestas ganaderas hubo disminución en los principales EE MM productores, salvo Polonia y España. La previsión apunta a que esta tendencia continúe hasta 2030, con un desvío parcial de EU-15 a EU-N13 (Polonia, Hungría, Chequia). El censo comunitario de vacas (nodrizas + lecheras) disminuiría en casi 1,8 millones de cabezas (5%) para 2030. A pesar de un ligero aumento del peso medio canal para 2030, se espera que la producción comunitaria de carne bovina UE regrese a su tendencia a la baja, -700.000 t o -9,3% respecto a 2019. La caída de la producción acaecerá en un contexto de aumento leve de precios de los piensos y la carne en la segunda mitad del período 2019/2030. Se espera que el consumo de carne vacuna UE reanude su tendencia bajista, de 10,6 kg a 10 kg/per cápita entre 2019 y 2030. Estas cifras ocultan diferencias según EEMM: consumo estable en EU-N13, 4,3/kg per cápita, y disminución significativa, 1,2 kg, hasta 11,3 en EU-15.
Se estima que las exportaciones comunitarias mejorarán merced a las oportunidades comerciales. La competencia en el mercado mundial es dura, para animales vivos y para carne. Se estima que las exportaciones de animales vivos disminuyan gradualmente por la menor demanda de Turquía y las preocupaciones por el bienestar animal y que las de carne mejoren un 18% respecto a 2019. Las importaciones UE de carne vacuna aumentarán lentamente, tras el progreso gradual de los contingentes arancelarios de los acuerdos de libre comercio (Mercosur).
Los precios comunitarios de la carne seguirán la evolución de los precios internacionales. Las exportaciones de Argentina, Brasil y EE UU presionarán a la baja esos precios y los de la UE en los próximos años. Hacia la segunda mitad del período 2019/2030, los precios deberían aumentar ante una desaceleración en la producción mundial.
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