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La carrera por la vacuna ha convertido el grave problema sanitario que estamos sufriendo en todo el mundo en una competición con implicaciones políticas, por eso algunos de los avances que se anuncian parecen tener más de propaganda que de ciencia: como la vacuna ... patentada por China o la que registró Rusia hace unos días.
Por primera vez en la historia, las autoridades de evaluación están revisando datos en tiempo real, al mismo tiempo que se generan. Esto ha permitido solapar distintos periodos de los ensayos, creando un nuevo modelo que va a conseguir acortar los plazos de autorización, pero que al mismo tiempo requiere la máxima transparencia, porque los laboratorios tienen que dar acceso a los resultados sin procesarlos para preparar un dosier.
La falta de transparencia de los proyectos antes mencionados, especialmente del ruso, pero también de los chinos en algunos aspectos, genera una desconfianza natural en los países occidentales. Además, los proyectos de vacuna chinos vienen lastrados por sucesos muy recientes: en 2017, una empresa tuvo que retirar vacunas defectuosas e ineficientes contra la difteria, el tétanos y la tosferina; y al año siguiente, la misma compañía fue acusada de fraude en la fabricación de vacunas contra la rabia. Los expertos no creen que haya muchas posibilidades de que ninguna de estas opciones llegue al mercado occidental.
La Unión Europea se ha asegurado el suministro de la vacuna de Oxford, sin dejar de apoyar y seguir de cerca proyectos como el de la farmacéutica francesa Sanofi, a la que ya han pedido 300 millones de dosis si su vacuna funciona. EE UU también ha invertido para asegurarse el suministro de la vacuna de Oxford y, por supuesto, el de Moderna. La compañía americana tiene un acuerdo con la empresa española Rovi para proceder al llenado y el acabado de viales en sus instalaciones de Madrid, y así poder atender al mercado europeo con mayor agilidad llegado el momento.
Es previsible que a lo largo del primer semestre de 2021 tengamos a nuestra disposición un conjunto importante de vacunas; ahora mismo hay seis proyectos en la tercera fase de ensayos clínicos, sin contar el de Cansino ni el ruso. Es importante esta multiplicidad, ya que no tenemos garantías acerca de la eficacia de ninguno de los proyectos.
Sin embargo, hay un peligro en hacer política de las vacunas, porque se puede provocar que los ciudadanos pierdan la confianza en ellas, en una situación en la que ya existían crecientes movimientos antivacunas. Tenemos que olvidarnos de las conspiraciones y confiar en que la propaganda grandilocuente y los plazos recortados no van a implicar menos seguridad.
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