Borrar

Estos días de confinamiento y distancia nos están acercando, paradójicamente, a personas y lugares. Por un lado, en casa redescubrimos un espacio al que pertenecemos ... y que ahora más que nunca es refugio y protección. Pensamos en quienes carecen de él y que en una situación de estas características se encuentran doblemente desprovistos de tutela. Y reconvertimos un lugar con una función determinada en un país sin fronteras, donde confluyen todas nuestras facetas vitales: la personal, la familiar, la profesional, la social. Se diluyen las categorías y nos vemos obligados a compartirlas sin solución de continuidad, como también lo hacen quienes cohabitan con nosotros. Los espacios y las personas se resignifican, de un día para otro convivimos en contextos en los que habitualmente no lo hacemos y aprendemos a conocernos. No ignoro que habrá tensiones, pero donde no las hay o donde se reconducen surge una oportunidad para el acercamiento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes En (la) casa