La Casvca

Los azulejos de La Casvca piden atención a gritos. Se están deteriorando a ojos vista. Lenta; pero implacablemente. Como nadie lo remedie acabarán perdiéndose. Una pena. Son centenarios. Y talaveranos; con el sello ológrafo del taller. Sus delicadas piezas irregulares alternan azules con oros. Hállanse ... en el exterior de indicado edificio, de quijotesca planta por la torre central, paredes blancas y sobrio tejado de noblísima madera. Da a dos calles: paseo de don Benito Pérez Galdós (literal) y calle Duque de Santo Mauro. Son cuatro conjuntos de azulejos, con sesenta y cuatro piezas en total, flanqueando la puerta de acceso al hotelito, de señorial estilo localista. Admirable obra del inspirado arquitecto Leonardo Rucabado Gómez (1875-1918). Quien lo diseñó para el abogado Víctor Díez Fernández, en noviembre de 1915. En la tapia perimetral, de un par de años más tarde, nada sobresale en especial. En cierto modo, hasta desentona un tanto, salvo por los azulejos, embutidos en marcos de dorada piedra agostiza. Protegerlos con metacrilato podría ser una buena solución de emergencia, sin perjuicio de otras que pudieran recomendar los expertos. En 1920, la prensa ya mencionaba La Casvca con admiración. Mismamente en 'La Atalaya' (15.IV.1920), donde bajo el capitular 'La casa de Rucabado', anuncia en elocuente vuelapluma: «Don Leonardo Rucabado -dice 'El País'- es un arquitecto montañés de valía. En la última Exposición de Bellas Artes fue premiado un proyecto suyo, de palacio de gusto montañés. En el paseo viejo de Miranda, que ahora laman de Galdós, admira el viajero la Casuca, un hotel de arte montañés, propiedad de don Victor Díez». El edificio en cuestión fue declarado BIC (BOE 10-10-1986). Y ahí está, con sus ornamentales azulejos de Talavera, marcando el tiempo de la construcción: Año de MCMXVII. Una reliquia con poca gente que se pare a contemplarlos y escaso asiento en los libros.