Cataluña, despedida inevitable

La vía pragmática de ERC, que propone aguardar el tiempo preciso para ensanchar la base soberanista, es la adecuada. La escuela catalana es una fábrica de independentistas que funciona a pleno rendimiento ante la dejación de funciones de la Alta Inspección del Estado, ausente en Cataluña, al permitir la implementación de planes educativos plagados de falsedades históricas, el arrinconamiento del idioma común y el rechazo a 'lo español'. Caben pocas dudas, por tanto, de que la fuerza independentista seguirá creciendo año tras año, alimentada, además, por el poder decisivo de sus votos en el Congreso y la deslealtad de partidos nacionales, como Unidas Podemos. Llegados a este punto, se ve imposible cualquier solución -y tampoco parece viable- que no pase por desandar parte de lo andado, reconduciendo la enseñanza y poniendo coto a las técnicas propagandísticas goebbelianas aplicadas al 'procés' desde la Generalitat y los medios que controla.

Ángel Díez Prieto, empresario y exdeportista santanderino de élite, profundo conocedor de la realidad catalana, ha publicado un libro cuya lectura es muy recomendable para entender un 'procés' en el que también el deporte ha sido y es utilizado políticamente. En 'Aros olímpicos y barras catalanas', el autor analiza el pasado reciente, los intentos fallidos del independentismo, el Programa 2000 de Pujol -a quien considera el político más inteligente, aunque corrupto-, los argumentos, fundamentos y justificaciones, el papel de las instituciones españolas, los problemas de calidad democrática en Cataluña y las posibles consecuencias futuras. Díez Prieto no contempla una independencia catalana alcanzada de forma limpia y legal, pero examina cómo los soberanistas compraron su historia, cómo enseñaron a sus hijos, cómo se apropiaron de las emociones, cómo lo contaron al mundo y de dónde sacaron los recursos para pagar su cuarto intento de separación de España.