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Cuando no existen riesgos, resulta muy sencillo airear los principios y sacar en procesión a los buenos sentimientos. Sin embargo, cuando los principios se enfrenta a los intereses, la cosa cambia. Lord Palmerstone, que fue Secretario de Guerra y de Asuntos Exteriores, lo explicitó de ... manera rotunda, cuando aseguró aquello de: 'Gran Bretaña no tiene amigos ni enemigos permanentes, solo sus intereses son permanentes'. El resto de los europeos somos más sutiles o quizás más timoratos y nos sentimos más cómodos en la ambigüedad. Se ve bien ahora, cuando los intereses y los principios se enfrentan a muerte (literal) en Ucrania. Ayudamos al invadido porque pensamos que tiene razón y creemos que defiende los principios democráticos que propugnamos. Pero nuestros intereses. y nuestras necesidades energéticas, nos llevan a comprar gas y petróleo a Rusia, lo que le supone unos ingresos fabulosos que contribuyen a soportar su esfuerzo bélico.

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