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Se suceden las noticias sobre las terribles violencias que padecen las mujeres en los actuales conflictos bélicos, los testimonios y las denuncias de violencia sexual –con el estremecedor caso de Giselle Pélicot a la cabeza– y los feminicidios que, durante este año en nuestro país, ... han terminado con la vida de 40 mujeres a manos de sus parejas o exparejas y dejan 30 huérfanos menores de edad. A estos datos habría que añadir los asesinatos de 8 niños y niñas víctimas de una violencia vicaria que persigue infligir el mayor daño posible a sus madres. Y también los 6 feminicidios fuera de la pareja o expareja reconocidos oficialmente por el Ministerio de Igualdad. Por su parte feminicidio.net comunica 82 asesinatos de mujeres (íntimos, no íntimos, familiares, infantiles, comunitario) perpetrados por hombres. Además, el Ministerio del Interior ha registrado 2.465 violaciones de enero a junio de 2024.
Por contra, poco se habla en nuestro país de la resistencia de las mujeres a esta violencia de género. Sin embargo, las 96.435 denuncias por maltrato recibidas de enero a junio de este año, las 80.482 llamadas al 016 desde enero a septiembre, las 2.465 denuncias de violaciones realizadas en los seis primeros meses del año y los múltiples testimonios de las mujeres sobre violencia sexual son buena prueba de esta lucha por ser libres, iguales y ciudadanas de pleno derecho. Y, sobre todo, lo son las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas que perdieron la vida por resistir y plantar cara al machismo exacerbado de ellos. Todas fueron unas heroínas que lucharon por la igualdad. Por la suya, por la nuestra, por la de todas.
Tampoco se habla de la resistencia de las mujeres afganas, sometidas a un cada vez más atroz apartheid de género por parte del gobierno talibán, que ha prohibido hasta que su voz se oiga en los espacios públicos; de las mujeres iraníes, decididas a no volver a la vida anterior al movimiento 'Mujer, Vida y Libertad' del que fueron protagonistas; de las mujeres sudanesas, atrapadas en una lucha feroz entre facciones militares por el control del país, que perpetúa los asesinatos y violaciones masivas y por ello empuja a muchas al suicidio como única alternativa de resistencia; de las mujeres saharauis, protagonistas de una de las experiencias de resistencia más singulares del mundo al considerar el feminismo y la autodeterminación como inseparables; o de tantas y tantas otras luchas y resistencias protagonizadas por mujeres de todo el mundo.
¿Y qué decir de la lucha y resistencia de las mujeres atrapadas en conflictos bélicos? Ellas sufren por su mayor vulnerabilidad las peores consecuencias de la brutalidad de la guerra: recrudecimiento de la violencia sexual, exacerbación de todo tipo de agresiones machistas, graves problemas de salud sexual y reproductiva, responsabilidad en solitario de cuidar a sus criaturas y personas mayores o en situación de dependencia… mientras son excluidas de los procesos de toma de decisiones. El movimiento 'Llamado de las madres' de Women Wage Peace, organización israelí, y de Women of the Sun, organización palestina, es un poderoso testimonio de la resistencia, el coraje y la determinación de las mujeres en busca de la paz.
En todo el mundo, las mujeres luchamos por una vida libre de violencia, por la igualdad salarial, por la igualdad social y política, por la valoración del trabajo doméstico y de cuidados, por la corresponsabilidad de los hombres y los Estados en el sostenimiento de la vida y por nuestros derechos sexuales y reproductivos. Construimos nuevas formas de organización; generamos modos de compartir nuestras experiencias con otras mujeres; expresamos y difundimos nuestras reivindicaciones; nos movilizamos, participamos en política y mostramos una solidaridad internacionalista para que nuestros derechos humanos y la igualdad entre mujeres y hombres sean respetados y garantizados.
Hagamos que en este 25, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la solidaridad y la resistencia sean el modo de acción que nos una y nos haga seguir luchando. Este día y todos los días rompamos el silencio. Basta ya de violencia machista. No a la violencia, la misoginia, la desigualdad, el odio, el racismo y la intolerancia. Nos queremos vivas, sin miedo, libres y con derechos.
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