«Este chico es un santo»
Paloma o'shea*
Santander
Jueves, 7 de noviembre 2019, 07:18
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Paloma o'shea*
Santander
Jueves, 7 de noviembre 2019, 07:18
Conocí a Ricardo Hontañón hace casi medio siglo, en los primeros años del Concurso Internacional de Piano de Santander. Federico Sopeña lo dejó definido al poco de conocerlo: «Este chico es un santo», me dijo, y en todos estos años he comprobado que, ... como casi siempre, Sopeña tenía razón. En el caso de Ricardo, la bondad se presentaba en forma de alegría.
Pocas personas he conocido que hayan afrontado la vida con tanta alegría y, como se dice ahora, espíritu positivo. Estoy convencida de que, a pesar de todas las dificultades, Ricardo disfrutó de la vida plenamente. El último recuerdo que tengo de él fue hace unas semanas, cuando le entregamos la merecidísima Medalla de Honor que el patronato de la Fundación Albéniz le había otorgado por unanimidad. Nunca he visto a nadie tan feliz. Disfrutó de esa medalla con alegría genuina. Solo las personas sanas de espíritu saben aceptar honores con naturalidad, sin vanidad ni falsa modestia. Con el cuerpo enfermísimo, Ricardo nos dio ese día una exhibición de salud. Estudió brillantemente Historia en Deusto y se convirtió en un verdadero intelectual, uno de los escasos intelectuales con que contamos en el mundo de la música. Gracias a su tesón y a su profesionalidad, la hemeroteca de El Diario Montañés, donde él escribió la mayoría de sus críticas y reseñas, tiene recogido lo esencial de la vida musical santanderina de las últimas décadas. A Ricardo Hontañón lo encontrábamos siempre en los conciertos del Festival Internacional de Santander, el Concurso Internacional de Piano, el Encuentro de Música y Academia y en los de las actividades musicales del Palacio de Festivales, la Fundación Botín, el Ateneo y la Universidad Menéndez Pelayo.
Su labor como crítico estaba enfocada al servicio al espectador. Aunque tenía muchísimo criterio, sus críticas no ponían el acento en juzgar al músico, sino en celebrar la música y ayudar a los demás a disfrutarla.
Incluso en este día de tristeza, no puedo evitar sonreír al recordar la sonrisa arrolladora de Ricardo Hontañón.
Presidenta de la Fundación Albéniz
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