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El tema del 'chis' amenaza con convertirse en la canción del verano, no en vano tiene un ritmo de lo más bailable e incluso cuenta ... con una coreografía, requisito imprescindible para el triunfo.
Para los que piensen que se han perdido algo, hablamos de unas declaraciones del presidente de la fundación propietaria de la Universidad Católica de Murcia, que también se han atribuido equivocadamente a su rector. Este hombre, que aprovecha cualquier ocasión para efectuar declaraciones variopintas y polémicas, ha insinuado en una intervención pública la existencia de una conspiración entre el multimillonario y cofundador de Microsoft, Bill Gates, y el magnate George Soros para implantar chips en las vacunas contra el coronavirus, acusándolos de «esclavos y servidores de Satanás».
Estas declaraciones se pueden enmarcar en una corriente que agita en la misma coctelera al coronavirus, las vacunas y el 5G para desarrollar teorías que rozan lo alucinatorio.
El 5G, que parece estar en el corazón de todos los males, es la tecnología de la última generación de teléfonos móviles. Básicamente es un conjunto de radiofrecuencias que tienen un ancho de banda más amplio que las de las generaciones anteriores, lo que permite aumentar exponencialmente la cantidad de datos que se pueden emitir y recibir en el terminal. Teóricamente, la exposición a radiofrecuencias puede producir un sobrecalentamiento de los tejidos biológicos, y de ahí se ha llegado a que provocan el cáncer, o a que causan exosomas en los que se desarrolla el coronavirus. Eso a pesar de que la OMS, la FDA o cualquier especialista que se pueda consultar insisten en que las radiofrecuencias, en los niveles permitidos, no dañan la salud.
A partir de esta teoría, en la que el virus se fabrica en un laboratorio y se favorece su expansión con el 5G, se acaba llegando a que la futura vacuna, fabricada por Bill Gates, va a inyectar a los pacientes microchips para controlar sus mentes.
Las teorías de la conspiración pueden resultar muy divertidas, y dan mucho juego a programas como 'El intermedio', pero hay un peligro implícito en que sean difundidas por gente revestida por cierto aura de respetabilidad, como el presidente de la fundación vinculada a la UCAM, o que son populares, o que ocupan posiciones de poder: siempre habrá personas dispuestas a darles crédito debido a su condición, aunque lo que digan sea un disparate. Por ejemplo, que una parte pequeña de la población se niegue a vacunarse puede provocar que una enfermedad nunca llegue a erradicarse, y eso es algo muy serio.
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