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La OMS declaró la pandemia del coronavirus el 11 de marzo, con lo que el día de hoy (20 de junio) es el centésimo ... de la pandemia: un número redondo para hacer un repaso de lo que hemos aprendido. El volumen de información científica que se está generando sobre el coronavirus es impresionante. A día de hoy, en todo el mundo se están realizando 1.982 estudios sobre la covid-19, pero, ¿qué sabemos realmente de nuestro microscópico enemigo?
Se piensa que el virus se transmite principalmente por el contacto físico cercano, a través de residuos respiratorios: las microgotas que expulsamos al exhalar el aliento o respirar. Demasiado pequeñas para apreciarlas a simple vista, transportan al virus y provocan la infección cuando se ponen en contacto con las mucosas de ojos, boca o nariz. De ahí la importancia de no tocarse con las manos la cara y de mantener la distancia de seguridad. Todavía no hay pruebas concluyentes de contagio a través de objetos ni de transmisión aérea, y el principal riesgo de contagio estaría en las reuniones en espacios cerrados.
Lo ideal sería la detección y aislamiento de los casos positivos, pero se calcula que hasta un 80% de los afectados pueden ser asintomáticos, lo que complica todo. Los síntomas más habituales son la fiebre (87,9% de prevalencia), la tos seca (67,7%) y el cansancio o la fatiga (38%). Otros síntomas menos frecuentes son la producción de esputo, dificultad para respirar, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, escalofríos, náuseas y vómitos, congestión nasal, diarrea, falta de olor y gusto, erupciones cutáneas y uno especialmente inquietante, dificultad para hablar o moverse. Ante semejante panoplia, el diagnóstico puede ser complicado, y hacer pruebas a toda la población es poco viable; por eso nos hemos visto obligados a recurrir al confinamiento.
La carrera por las vacunas sigue en marcha con el otoño como objetivo inmediato, aunque tal vez demasiado optimista; y la búsqueda de tratamiento persiste en el método de ensayo y error, que ya ha arrojado algunos frutos de cierta utilidad. Por el mismo método hemos llegado a la obligatoriedad de la mascarilla, la higiene frecuente de manos, el distanciamiento social, el cierre de colegios, el teletrabajo y otras medidas que han conseguido frenar los contagios.
Seguimos teniendo muchas dudas, pero cada vez hay más certezas; y al final, será la ciencia quien nos saque de esta.
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