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Al 'Manual de resistencia', que Pedro Sánchez lleva esta semana a las librerías, le falta un capítulo que enseñe a aguantar en La Moncloa contra viento y marea, con sólo 84 diputados, sin Presupuestos y abandonado por los socios independentistas que le auparon al poder. ... Así que al presidente no le ha quedado más remedio que convocar elecciones generales anticipadas para el 28 de abril. Desde el anuncio-mitin de Sánchez de este viernes hasta las elecciones autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo median 100 días de una campaña de duración e intensidad sin precedentes, un bombardeo incesante de propaganda, de promesas y descalificaciones, un embrollo de actos electorales, programas y estrategias cambiantes, de elección de candidatos en primarias o a dedo, de puñaladas para colocarse en las listas, un derroche de dinero público en la duplicación de las convocatorias, un maratón frenético que dejará exhaustos a los políticos y saturados a los electores. Y sin ninguna garantía de que las urnas vayan a aclarar la incertidumbre política actual.
Las elecciones generales de diciembre de 2015 y de junio de 2016, más abiertas que nunca en Cantabria, arrojaron los mismos resultados: PP (2 diputados), PSOE (1), Podemos (1) y Ciudadanos (1), tres senadores populares y uno socialista. Esta vez la pugna por los nueve escaños promete ser aún más competida por la incorporación del PRC y de Vox.
El PP cántabro, ganador de todos los comicios desde hace dos décadas largas, tendrá dificultades para mantener su primacía, por su propio deterioro en un largo conflicto interno y por la fragmentación del centro-derecha, con la consolidación de Ciudadanos y la pujante expectativa de Vox, que antes de llegar al Congreso ya ha ganado protagonismo en la reciente manifestación de Madrid y en el juicio a los cabecillas del independentismo catalán.
Podemos, en plena descomposición, con o sin IU, corre el riesgo de que se le queden muchos votantes en casa y otros emigren. Por ejemplo al PSOE, que así podría compensar los que pierda por el centro hacia Ciudadanos, como ha sucedido en Andalucía. También tendrá que devolver el PSOE al menos una parte de los votos que el PRC le había prestado en anteriores comicios legislativos.
Socialistas y regionalistas son socios en el Gobierno regional y en muchos ayuntamientos, pero también enconados adversarios electorales. Todas las colisiones de los últimos tiempos obedecen a la proximidad de las urnas. Cuando Pablo Zuloaga reprocha a Miguel Ángel Revilla su poca dedicación al cargo y cuando este le replica con una defensa casi conmovedora de su vicepresidenta, la socialista Díaz Tezanos a la que su partido desaira en cuanto tiene ocasión. Cuando el PRC denuncia el maltrato a Cantabria en los Presupuestos del Gobierno socialista y cuando Pedro Sánchez viene a la región por primera vez desde que es presidente y no tiene cinco minutos para hacerse una foto con Revilla, el jefe del Gobierno del que el PSOE forma parte. Ahora, la pugna entre los socios se extiende a las elecciones generales.
La fecha del 28 de abril supone un alivio para los barones socialistas opuestos a un 'superdomingo' de mayo contaminado por las cesiones de Sánchez al independentismo, aunque en Cantabria podría haberle favorecido porque el debate de rango nacional diluiría el discurso regionalista y la impronta de Revilla.
El PP, que sí quería todas las elecciones concentradas, recibe como una buena noticia que el PRC participe en las generales porque esa variante les dará la victoria y será de nuevo el único partido con dos escaños en el Congreso y tres en el Senado. Manejan el precedente de 2011, cuando el PRC, con Revilla de candidato, no logró representación en las Cortes, pero propició con su participación que el PP alcanzase su récord de cuatro diputados y el PSOE perdiese uno de los dos escaños que había obtenido en las cuatro elecciones anteriores. El PRC también fracasará esta vez, augura el PP.
El PRC, en efecto, temía el 'superdomingo'. Tampoco es que le entusiasme el 28 de abril, pero hará de la necesidad virtud. En realidad, no puede permitirse quedar fuera del debate político un mes antes de los comicios autonómicos y municipales. Los regionalistas creen que pueden hacerse con una de las cinco disputadas plazas del Congreso. Como su mensaje principal será la protesta por el déficit de infraestructuras que Cantabria padece por el olvido de Madrid, valoran al consejero del ramo, José María Mazón, como posible candidato. No tiene un perfil político alto, pero para eso está Revilla dispuesto a volcarse en la campaña.
En las elecciones generales de abril operarán sus claves específicas, muy señaladamente la unidad de España y el conflicto catalán, pero también marcarán alguna tendencia sobre las autonómicas y municipales de mayo: si la potencia del PRC es tanta como se presume, si el PP aguanta el tirón, si el nuevo PSOE mejora las prestaciones del viejo, si la marca de Podemos todavía funciona, si Ciudadanos da un salto de calidad o si Vox está llamado a jugar un papel relevante en la política de Cantabria, por ejemplo en un 'pacto a la andaluza' del centro-derecha.
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