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Cine, cine, cine.Más cine por favor. Que todo en la vida es cine...
(Luis Eduardo Aute)
La memoria es necesaria, la nostalgia prescindible. El cine ha sido un referente cultural del siglo XX y dejó huella profunda en personas de diferentes generaciones. Recordar ... la geografía de salas de exhibición de películas de la capital de Cantabria es un buen ejercicio para entender la formación cultural y moral de diferentes generaciones. No trato de escribir este artículo con la falsilla de los datos históricos, por el contrario, lo redacto desde mi propia memoria, que como todos los recuerdos personales no debe tomarse como una página de la historia. La memoria nos traiciona en ocasiones, pero es interesante el poso que deposita en cada alma.
El cine que más frecuenté, y más me influyó, es apenas una nota a pie de página en la posible tesis sobre la historia de los cines santanderinos: la sala de proyección del Kostka. Un diminuto espacio de sillas (butacas eran otra cosa) ubicada tras el patio de esa institución de los padres jesuitas, en el final de la calle Guevara de Santander. En ese cine se proyectaban filmes los sábados y domingos, naturalmente nunca estrenos, generalmente de los géneros de vaqueros, indios y pistoleros, que pronto se denominaron westerns. Los jóvenes de entonces no entendíamos, y aun ahora tampoco, la razón de esa traducción literal, porque para nosotros el Oeste era Asturias y Galicia.
En el Kostka, que durante las vacaciones escolares de Navidad ofrecía proyecciones diferentes a diario y por un precio módico, se formaron operadores de proyección que más tarde pasaron a trabajar en los grandes 'palacios' de exhibición. En su última etapa se derribó la vieja sala, se ganó el terreno del patio que servía de campo de fútbol y se levantó un cine con los últimos adelantos técnicos. Allí asistimos, asombrados, a un ciclo de un director, entonces desconocido: Ingmar Bergman. Así pude descubrir la estética de 'El Séptimo sello' y 'El Manantial de la doncella'. La sala nueva de los Kostkas duró poco. Ahora es un colegio y una residencia de la tercera Edad.
En Santander había cines de estreno, los importantes, y otros que proyectaban cintas ya vistas. También locales de programa doble –dos películas al precio de una– e incluso alguno de sesión continua. Los más baratos y más populares eran el España, el Popular Victoria y la sala del barrio Pesquero. El Popular Victoria, ubicado lo que, en el presente, es uno de los solares de Puertochico, donde se alzará el nuevo Mupac, era conocido como 'el pulguero' y en él esperaban las mujeres que descargaban el pescado de los barcos hasta que recibían el aviso y caminaban unos metros hasta la dársena en la que atracaban los pesqueros.
En la escala ascendente se situaban el cine Bonifaz –hoy sede de la filmoteca– que pertenecía a una institución del régimen franquista: Educación y Descanso. Cine americano como dieta base, ambiente familiar y ubicación excelente. El cine Cervantes, en la calle del mismo nombre, fue uno de los más populares con el patio de butacas y una segunda planta que popularmente se denominaba 'gallinero'. En la calle Vargas, en una situación un poco elevada sobre la calzada, el cine 'Alameda' fue uno de los que marcó época con estrenos como 'La túnica sagrada'.
Los grandes templos de la cinematografía eran tres: El Gran Cinema, con amplio patio de butacas y la capacidad de albergar obras de teatro o conciertos musicales. La decadencia de la costumbre de ir al cine, como quien asiste a la ópera, terminó con el negocio. Ahora es una sede de la ONCE.
El otro grande en la época de los años cincuenta, sesenta y setenta fue el Coliseum. La sala era muy grande y además de una amplia platea contaba con varios anfiteatros. La escalada hasta la zona más alta, la más barata, era un ejercicio casi atlético.
En el Coliseum, ahora un hotel, pudimos ver grandes películas de la historia del cine.
El rey de los cines fue, sin duda, el Capitol. Inicialmente con dos alturas, los mejores sistemas de sonido e imagen de su tiempo y programando las películas más taquilleras.
Asistir al Capitol un sábado o un domingo era una ceremonia que requería acudir bien vestido para ver y ser visto. El Capitol sufrió un incendio que lo destruyó y se reabrió como una sala, magnífica, más pequeña, con tan solo la platea.
Las lista debería incluir la pequeña sala del Gran Casino, que se estrenó con 'Repulsión' de Polansky, el cine Mónaco, frente al cuartel de la Remonta, el Roxy, en la calle Guevara, el Salón Victoria, el cine Tetuán, el Santander, de corta vida…
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