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A la derecha y a la izquierda «no se las puede dejar solas», suele decir con ingeniosa ironía el abogado Rafael Sebrango, dirigente de Ciudadanos ... en Santander, para reivindicar la vigencia del espacio político que representa su formación. No es de los que se creyeron los reyes del mambo cuando Albert Rivera disparó al partido hasta los 57 diputados en el Congreso ni de los que arrojan la toalla después de los sucesivos descalabros electorales. Es de los que piensan que el centro es posible, higiénico y útil en la política nacional, también en Cantabria, donde Ciudadanos ha mantenido una cierta dignidad y cohesión a la hora de enfrentar los malos tiempos hasta que acabó saltando por los aires hace unas pocas semanas.
La refundación a la desesperada que encara Ciudadanos genera todo tipo de ideas y ocurrencias, desde discurrir un nuevo nombre para el movimiento a cambiar el naranja por otro color disponible en el espectro cromático de la política. En fin, las medidas cosméticas quizá sean también necesarias, pero lo esencial es discernir el concepto principal, si queda espacio para el centro y cómo debe rearmarse ideológicamente ahora que el bipartidismo avanza hacia la hegemonía de antaño, para aportar moderación, equilibrio, pacto, consenso, y restar influencia a los populistas y al independentismo. Apenas subsiste ya el recuerdo los tiempos felices de las elecciones generales del 28 de abril de 2019, cuando con Albert Rivera al mando Ciudadanos se convirtió en la tercera fuerza política ni con el histórico triunfo en los comicios de Cataluña, el 21 de diciembre de 2017, con Inés Arrimadas en el cartel electoral.
Arrimadas sigue formalmente al frente del partido, pero no le es posible evitar la mar de fondo en torno a su continuidad durante los preparativos de la refundación, dirigida por un pequeño grupo en el que destaca la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, quizá la personalidad con más prestigio en la cúpula del partido naranja.
En Cantabria, la militancia y los cargos de Ciudadanos también están a la espera de acontecimientos. El líder regional, Félix Álvarez, defiende tibiamente la autoridad de Arrimadas, al menos mientras no se defina un nuevo rumbo. Enfrente, los que piensan que la líder del partido intenta conducir el proceso para mantenerse al frente de la organización, cuando lo honesto sería dimitir. La refundación requiere nuevas ideas firmes, nuevo modelo de organización, nuevas personas al mando.
La abstención de Ciudadanos en el Congreso sobre la protección integral del lobo que propugna la ministra Ribera fue la chispa para la explosión del partido en Cantabria. La diputada regional Marta García se sintió tan agraviada como para dejar el partido y ahora deja pasar las semanas y los meses silente en su escaño del Parlamento hasta saber si en las próximas elecciones Vox le hace un sitio o debe replegarse a sus tareas en la ganadería y el turismo rural. También cayó Rubén Gómez, secretario de organización, que se había batido el cobre en solitario en la Cámara regional y luego estuvo unos meses como diputado en el Congreso en 2019. Gómez, crítico con Arrimadas, progresivamente distanciado Félix Álvarez, dejó el cargo orgánico, perdió su puesto de asesor en el Parlamento y a continuación se dio de baja en el partido. Y en toda la geografía regional reina la confusión, el abatimiento y la desbandada en la grey de Ciudadanos.
En la refundación que diseña la cúpula del partido se contempla un plazo de seis meses, hasta enero, pero los alcaldes y concejales que le quedan al partido quieren un proceso mucho más ágil. Acaban de reunirse una treintena de ellos en Paracuellos del Jarama (el enclave histórico elegido no deja de ser inquietante, dadas las circunstancias) y han suscrito una declaración en la que reclaman una asamblea extraordinaria del partido para septiembre en la que las bases tengan la oportunidad de evaluar a la dirección, hablar sobre el rumbo del partido, profundizar en el municipalismo, lo cual no se ha hecho hasta ahora, porque es donde están los votos, y preparar ya mismo las elecciones de mayo, nada de esperar a que culmine la refundación. También exigen autonomía para decidir los pactos en sus municipios. A la reunión acudió el alcalde de El Astillero, Javier Fernández Soberón, el único del partido en Cantabria, y también el segundo teniente de alcalde y concejal en Santander, Felipe Pérez Manso. En estos tiempos de mudanza no deja de ser una buena noticia de aparente compromiso con el futuro de Ciudadanos. Félix Álvarez aún no sabe si seguirá en política o volverá a la televisión y al teatro, y Javier Ceruti se ve repitiendo ¡y mejorando los resultados! en Santander. No hay tiempo que perder. Con lo que costó en 2019, en un momento dulce, armar medio centenar escaso de candidaturas municipales, como para dejarlo ahora para el último momento.
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Ana del Castillo
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