Secciones
Servicios
Destacamos
Hay muchas ciudades españolas, grandes y pequeñas, que con un gran esfuerzo organizan todos los años su feria del libro. He visitado en las últimas semanas varias de estas ferias, en todas hay ilusión, celebración de la cultura y sobre todo muchas ganas de retomar ... la tan ansiada normalidad. Cuando una ciudad, del tamaño que sea, organiza una feria del libro, ya sabes que en esa ciudad hay imaginación, y una propuesta de convivencia y de modernidad. Porque no hay nada más moderno que un libro. Recuerdo la feria del libro de Trujillo, en Extremadura, que se celebra en esa mágica plaza trujillense. Una de las plazas más bellas del mundo, y la feria de Alcalá de Henares, impregnada del espíritu de Cervantes. O la feria del libro de Valencia, donde las casetas están rodeadas de árboles, en los Jardines de Viveros. Y después de Valencia, estuve en la feria del libro de Navia, en Asturias. Me dio tiempo de ver la poderosa playa de Navia, en un atardecer lleno de luz y viento. Y la feria del libro de la ciudad almeriense de Roquetas de Mar, donde mar y libro, como en Navia, forman un matrimonio perfecto. Mar Mediterráneo y Océano Atlántico, contemplándolos con un libro en la mano. El mar se contempla mejor desde una feria del libro. No solo el mar es un inmenso milagro, también lo es un libro, eso pensé en Roquetas y en Navia.
En todas esas ciudades que cito había instituciones ilusionadas, que saben que invertir en una feria del libro es invertir en la felicidad de sus ciudadanos. Y ciudades del interior. Estuve en la feria del libro de Salamanca, que se celebra con gran acierto en la famosa Plaza Mayor, en ese dieciochesco enclave lleno de belleza arquitectónica, y allí el libro se casa con la arquitectura. Con un libro en la mano la Plaza Mayor de Salamanca aún es más bella. Plaza y libro son sinónimos. Porque un libro también es una plaza. Y también estuve en la feria del libro de Cuenca, y en una ciudad preciosa, que no conocía, que se llama San Clemente, que tiene joyas arquitectónicas como su ayuntamiento renacentista. Y en la feria del libro de Teruel también estuve. Teruel, la gran desconocida, es belleza y silencio, melancolía y misterio. Pero también he estado en ferias que comienzan, como en la feria del libro de Paracuellos del Jarama, que lleva dos convocatorias. Son todas estas ferias ejemplo de que la cultura no solo está en las grandes urbes. Hay muchas ciudades españolas que desean existir a través de los libros. En todas esas ciudades los libros iluminan las calles y las plazas, y un futuro mejor.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.