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La política está muy ligada a la sociedad. Bueno, la política debería de estar muy ligada a la sociedad que le sustenta, sobre todo ... para reconocer sus necesidades y actuar en consecuencia de forma teóricamente desinteresada y apartidista, resolviendo problemas y no creándolos como tantas veces sucede últimamente cuando el ciudadano es abandonado a su suerte en base a conveniencias de partido o a sugerencias de consejeros listillos haciendo uso de muestreos internos de intención de voto.
Se trata de información reservada de la que todos los partidos disponen. Eso sí, con nuestro dinero, adoptándola como Biblia esclavizada, sin valorar casi nunca la capacidad volátil de la mayoría de sus votos o de sus votantes, mientras estos dan apoyo sobre todo a hechos consumados o conductas demostradas, que es mucho más fiable.
El votante ha ido mejorando enormemente en inmersión y conocimiento político sobre los temas que le afectan. Vamos, no se le engaña tan fácilmente en cuestiones que sobre todo afecten a su dinerito, o a sus convicciones, o sentimientos y se valora más la gobernanza y el «sentidiño», que dicen en Galicia, que el montón de promesas preelectorales que incumplidas, suelen quedar en el olvido.
El pueblo nunca se equivoca y cuando no es así lo repara enseguida, mucho más rápido de lo que cualquier ingenuo político pueda imaginar.
Buscando el acierto, los votantes revuelven en el día a día buscando una fotografía fiable de su vida para poder juzgarla bien y votar en consecuencia, persiguiendo lo válido del político o del partido que representa, pero no es fácil. Porque para lograr una gota de esencia, de perfume, se necesita un kilo de flores, y para obtener un gramo de miel se requieren cien abejas, pero para conseguir en política un átomo de verdad hacen falta mil mentiras, que son muchas y convierten nuestra vida en un poema urbano agridulce y falso que provoca frustración, malestar y rebeldía, cuando debería de mostrarnos, porque lo tenemos todo, algo así como la silueta de Marilyn, tan atrayente y sensual.
Todo ello tiene que ser apreciado por el ciudadano para votar porque de la vida se debe de esperar sobre todo imágenes reales de amor y temor, de generosidad o de envidia, o de sexo, o de belleza, o de muerte, pero no de mentira sobre mentira, y deberemos de hacer un esfuerzo para elegir bien a los que nos representan, por decisivo. Mucho más incluso de lo que ellos mismos creen o de lo que nosotros valoremos.
En la historia reciente de nuestro país, desde la Transición, tenemos muchos ejemplos próximos en política de como conductas alejadas de los ciudadanos, tomadas con el egoísmo cortoplacista de los muestreos o el empeño equivocado de alguna decisión, hundieron muchas veces las expectativas electorales de los partidos y las carreras políticas del empecinado habitante de la Moncloa. Pongamos algunos ejemplos a derecha y a izquierda y analicemos como conclusión la política de estos días para tratar de demostrar lo que solo un ciego habitante de la Moncloa no ve y que vemos los demás. Ejemplos:
-¿Recuerdan a Rodríguez Zapatero en la Moncloa? Expresó en Cataluña la frase terrible de «aprobaremos absolutamente todo lo que venga de Cataluña y de su nuevo estatuto». Ni lo aprobó, ni podía en esos términos, ni lo confirmó en muchos de sus artículos el Tribunal Constitucional.
Advertencia reiterada: «eso no gusta en absoluto a los votantes socialistas».
Siguientes elecciones, mayoría absoluta de Mariano Rajoy.
-¿Recuerdan a Mariano Rajoy en la Moncloa? Prometió en campaña, sobre el aborto, suprimir la ley de plazos que había sido promulgada mientras gobernó el PSOE. Incumplió lo prometido con la pueril justificación de que era una rectificación que carecía de consenso.
Advertencia reiterada: «eso no gusta a los votantes del PP, porque los preceptos morales como la defensa de la vida no se consensúan, se llevan a cabo».
Siguientes elecciones, pérdida histórica de votantes y escaños del Partido Popular.
-Recuerden cuando corresponda a Pedro Sánchez en la Moncloa. Seguramente como consecuencia y pago de un pacto de investidura con los partidos separatistas va a acometer la concesión de un indulto a los condenados sediciosos -malversadores catalanes-, y para facilitarlo pretende modificar en nuestro Código Penal el delito de sedición rebajándolo o suprimiéndolo y aceptar reunirse de igual a igual el Gobierno de España con el Gobierno catalán permitiendo, probablemente, la presencia en una hipotética mesa de negociación de Oriol Junquera antes de ser indultado.
Advertencia reiterada: «esas medidas humillantes e ilegítimas ejecutadas para poder permanecer en la Moncloa no gustan en absoluto a la mayoría de los votantes socialistas»
Siguientes elecciones: pueden estar seguros de que esa conducta empecinada le costará al PSOE una pérdida histórica de votantes y de escaños.
Las iniquidades en política claro que cuestan votos, ya verán.
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