Dos cofradías en la ciudad

A la sombra de ese interés han ido surgiendo la cofradías gastronómicas, unas asociaciones a mitad de camino entre lo lúdico y lo culinario. Se crea incluso una federación española, Fcoes. Su presidente, Carlos Martín considera que «su valor más importante es el mantenimiento de un valor histórico que forma parte de la idiosincrasia de los pueblos y un premio a sus tradiciones evitando, si cabe, la tan no deseada globalización». Porque de lo que realmente se trata es de defender un producto concreto del lugar donde se crean. Parece ser que hay más de cien. Entre tantas, usted lector puede aventurar qué productos promocionan. Cada cofradía tiene su atuendo característico: casi ineludible la capa y el tocado, luego pueden incorporar delantal u otro vestuario relacionado con el producto que las define. Su fiesta grande es el Gran Capítulo, en el que se nombran los nuevos cofrades y se establecen las relaciones de hermanamiento entre ellas.

La última creada, en 2019, es la de los Cocidos de Cantabria. Un grupo de amigos del yantar y de los cocidos representativos de la región decide constituirse en cofradía y establecer su sede en Torrelavega. El día 27 celebrará el rito del capítulo del modo tradicional con la Cofradía de Hojaldre, hermana mayor, de madrina con un concurso de ollas ferroviarias incluido. Dos cofradías por tanto en la ciudad.