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Puede que el juramento o promesa que hacemos quienes tenemos el honor de asumir un cargo público de representación ciudadana esté visto como un trámite o ritual. En verdad, y creo que hoy más que ayer, tiene que ser el punto de referencia y el ... espejo en el que mirarnos cada día. Bien es cierto que a esas palabras cada uno le podemos dar un significado diferente, pero los hechos son que mientras las pronunciamos lo hacemos ante un ejemplar de la Constitución Española y otro del Estatuto de Autonomía para Cantabria. Dos marcos de referencia que pueden y deben soportar reflexiones positivas y también por qué no, negativas, críticas incluso o aires reformistas, pero siempre dentro de las normas comunes marcadas entre todos.
No puede haber, por lo tanto, nada fuera de ese paraguas que nos ampara a todos por igual porque entonces quebraríamos el principio básico de ciudadanía y no solo sería un acto dudosamente democrático, sino que también sería injusto.
Creo además que la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace tiene que ser otro principio clave a poner en práctica tras finalizar esa promesa o juramento. Cuando hace cinco meses el PRC ofrecía su apoyo a Sánchez para formar un gobierno en solitario, el diputado Mazón, días previos a la sesión de investidura fallida, pronunciaba estas palabras: «El PRC no dará su voto si la abstención de ERC es a cambio de concesiones». El PRC decía sí a Pedro Sánchez en un ejercicio de responsabilidad para así dar estabilidad a un país que lo necesitaba y también para estrechar la brecha de desigualdad que existe en Cantabria en comparación con el resto de comunidades, principalmente en materia de infraestructuras. Ejercicio de responsabilidad que otros no tuvieron lo que nos llevó a otras nuevas elecciones.
Con los nuevos resultados sobre la mesa y tras un acuerdo exprés entre PSOE y Podemos, los socialistas entre uva y uva de año nuevo alcanzan un acuerdo con los independentistas catalanes de ERC para sacar la investidura del Sr. Sánchez adelante. Acuerdo que tras un proceso de pulcro silencio, que reconoce que existirá una bilateralidad con el Gobierno catalán, que habrá una consulta a la sociedad catalana y que, además, en un ejercicio de tratar de sortear, espero que solamente el término y no el contenido, alude a un sometimiento a los principios jurídico-político-democráticos en vez de a la Constitución.
Se traspasan por lo tanto dos líneas rojas. La unidad del Estado y el principio de solidaridad entre territorios. Es decir, España y Cantabria. El PRC está en las Cortes Generales para reivindicar que históricamente no se han atendido las necesidades de todas las comunidades por igual y, por lo tanto, para reclamar un trato justo para Cantabria. Volviendo a la coherencia, ¿Si aceptamos una bilateralidad entre el Estado y Cataluña no estamos acentuando las diferencias? A este hecho hay que sumarle una cuestión hasta ahora casi inadvertida, que es el acuerdo alcanzado entre PSOE y Compromís. Acuerdo que compromete al Gobierno de España a presentar en el plazo máximo de ocho meses un nuevo sistema de financiación Autonómica que supone un auténtico torpedo en la línea de flotación de los intereses de Cantabria. Si tal como parece a capricho de los valencianos, en un futuro próximo la financiación de las comunidades autónomas atenderá principalmente al peso poblacional olvidándose de factores como la orografía y dispersión poblacional y el coste que supone esto a la hora de prestar servicios, se consumaría una afrenta directa a la sostenibilidad de ciertas comunidades autónomas entre las que se encuentra Cantabria.
Por lo tanto, el PRC no puede ser cómplice de atentar contra los intereses de Cantabria y socavar el principal motivo por el que está en las Cortes Generales que no es otro que salvaguardar el principio de solidaridad entre territorios. Porque para nosotros sí es importante la gobernabilidad de España, sí nos importa el defender a Cantabria y a España frente a quienes les importa un 'comino'. Rechazamos las presiones a los diputados para que cambien su voto pero, también, el chantaje que intente blanquear un acuerdo que compromete el futuro de los cántabros. Como decía al principio, cada uno le da un significado distinto a las palabras, pero al PRC la coherencia demostrada no le quita el sueño.
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