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Primero prometieron derogar la reforma laboral en sus respectivos programas electorales. Después incluyeron la medida en su acuerdo de Gobierno. Más tarde ampliaron el compromiso al firmar el acuerdo con Bildu y garantizarlo a ERC. Ahora nos han entretenido con una disputa interna, ininteligible pero ... enervante, entre si se derogaba o tan sólo se modificaba. El lunes, el presidente se reunió con sus dos vicepresidentas para certificar que definitivamente se derogaba y zanjó así la disputa. Pero, ¡oh sorpresa! el jueves, Yolanda Díaz, la gran promotora de la derogación nos informó de que es un deseo 'técnicamente imposible' de llevar a cabo. ¡Acabáramos! Una de dos. Si no lo han sabido hasta ahora son unos incompetentes de tomo y lomo y dejar en sus manos la gestión de una cuestión tan importante constituye una temeridad. Si lo sabían, nos han tomado por tontos y se han estado riendo de nosotros durante dos años. Elija la opción que menos le duela. Si me pregunta a mí, estoy convencido de que nos toman por tontos, (es posible que no anden descaminados), pero creo que no lo sabían, no lo habían estudiado en detalle. Se habían quedado en eso del 'fetiche político' que dijo la vicepresidenta y que no se bien qué supone.

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