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El nacimiento de un año es un acontecimiento de carácter mundial, que entre otras cosas nos marca el paso del tiempo. Carece de significado en la niñez, éstos lo viven desde la alegría del acontecimiento social, pero no sienten que les afecte, lo único, que ... en la medida que van cumpliendo años, sentirán una alegría especial, al pensar que serán un año mayor.
En la etapa de la adolescencia «se anda suelto», se carece de referencias explícitas, de tal forma que el propósito, si se diera, normalmente sería pasárselo mejor, ver mas mundo, obtener mejores notas, acercarse más a la pareja que nos atrae, pero todo ello en tono superficial, nada serio ni riguroso, porque su temperamento no se lo admite. Vive en la superficialidad de la vida, donde todo puede cambiar de sentido de forma espontánea.
Otra cosa son las parejas jóvenes con o sin hijos. En este caso saben de lo que disponen y han dado forma a sus deseos o esperanzas, con lo cual se abre un camino totalmente diseñado, desde el que transitar para conseguirlo. Las expectativas que tienen pueden tener todos los colores, pudiendo ir desde la adquisición de un piso, hasta la decoración de éste, pasando por obtener un mejor puesto de trabajo o una promoción hacia un puesto más cualificado y mejor pagado.
Si la pareja dispone de hijos, las expectativas, los deseos, los sueños son infinitos, obviamente, dependiendo de la edad de los niños. A qué colegio les mandaremos, cuál es el ideario que más nos atrae, cuál es el que responde mejor a nuestras necesidades, si tiene o no comedor, si es o no bilingüe, si van también los primos, qué porcentaje de alumnos supera la EBAU, el patio y su extensión, deportes, asignaturas extraescolares... Son todos aspectos que interesan y que dependen del nivel de cultura y exigencia de los padres, pensarán más o menos, pero el propósito es que los niños se formen lo mejor posible, además de que se lo pasen bien.
Cuando se trata de hijos mayores, que han terminado su periodo de formación y están situados en el pórtico de la vida plena, la búsqueda de trabajo es prioritaria. Nada tiene sentido sin el trabajo, rematar la licenciatura, el grado o doctorado, con un máster, y hacer currículos para sembrar toda la geografía, casi universal, es lo prioritario. Amén de la pareja, que puede existir desde los tiempos de formación o surgió durante la búsqueda del trabajo o en éste. Alcanzar esta situación, trabajo y pareja, es como cerrar el círculo, es quizás la mayor aspiración, pues ello permite la formación de una familia, que es la aspiración general de cualquier individuo.
El grupo de FP lo tiene más fácil. En principio, el acceso al trabajo normalmente es más fácil, dispone de lo fundamental, sabe llevar a la práctica su formación, cosa que no se da en otro tipo de formación, y lo normal es que tenga posibilidades de empleo, cuando en el periodo formativo ha disfrutado de un correlato, formación-empresa, explícito y eficaz. Todos conocemos a jóvenes con una dilatada licenciatura o grado, además de un máster, en situación de paro. El número de éstos en la FP siempre es menor, disponen de más garantías de empleo, in situ y fuera, en otros países.
Esta situación cambia al final de la vida laboral y en la jubilación, ya no estamos pensando exclusivamente en nosotros, disponemos de descendencia, hijos y nietos, que son nuestra proyección, de aquí que la mirada fundamental se dirija en esa dirección. Qué empleo, si es que está trabajando, tiene mi hijo; cómo le va; de qué grado de satisfacción disfruta; si es éste, penoso, si sufre en él, relaciones que tiene, si su mujer trabaja, si es su trabajo definitivo, cómo se arreglarán para llevar a los niños al cole, cómo colaboraré, cómo echaré una mano para que discurran mejor las cosas.
Es curioso, pero aún disfrutando de la jubilación y no teniendo obligación social alguna, el abuelo no descansa. Diría más, jamás le llega la hora del descanso, y es lógico, su vida no le pertenece, es de todos, y todos disponen de ella, aunque aquí se dan exageraciones, porque en ocasiones se dispone de ellos sin el mínimo respeto, y el abuelo jamás dirá no. La situación puede cambiar cuando llega la hora de la dependencia, pero ésto será objeto de otro tema.
«Salimos de cena el sábado, os llevamos a los niños», «nos ha surgido un chollo de un viaje con unos amigos, que por cierto hace tiempo que no nos veíamos, os dejamos los niños, son solo cinco días», «salimos este fin de semana para reunirnos con unos amigos, lo que hacemos todos los años, os dejemos el perro, tratarle bien», «han cambiado a mi marido de puesto de trabajo, no puede recoger a los niños en el colegio, de momento los recogéis vosotros, nosotros pasamos por aquí por la noche, para recogerles, no os preocupéis ya cenan en nuestra casa» etc.
Hemos de pensar todos, los que estemos en edad de poder pensar, que cada individuo tiene su papel en la vida, que además ha elegido. Elegimos ser esposos y padres, por ejemplo. Cuanto mejor cumplamos con nuestro papel, la armonía familiar será mayor.
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