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Una de las noticias más sensacionales que circulan por las redes estos días es la detención de Charles Lieber, eminente científico estadounidense, por su ... responsabilidad en la propagación del coronavirus. Al parecer, Lieber habría creado el coronavirus y se lo habría vendido a China, y los servicios secretos estadounidenses lo estarían acusando de espionaje a favor de los chinos y de liberar el virus con el fin de desestabilizar a los Estados Unidos.
Ya adelantamos que se trata de una noticia falsa o 'fake news', pero como todas las buenas mentiras, tiene una parte de verdad. Charles Lieber existe y ha sido detenido, y el vídeo que circula de su detención es auténtico. Esa es la parte cierta de la noticia.
Charles Lieber ha desarrollado su carrera en el ámbito de la nanotecnología, y comenzó a impartir clases la Universidad de Harvard en 1992, llegando a ser director del departamento de Biología Química el año 2015. Además de su brillante trayectoria académica, Lieber ganó el Premio Wolf en química el año 2012, lo que debería convertirlo en un serio candidato a ganar el Premio Nobel en los próximos años.
El mismo año, Lieber fue seleccionado para formar parte del Plan de los Mil Talentos, un programa diseñado para reclutar talentos científicos de alto nivel y promover el desarrollo científico, la prosperidad económica y la seguridad nacional de China. Las primeras investigaciones federales apuntan a que Charles Lieber supuestamente habría firmado un acuerdo para trabajar con la Universidad de Wuhan en el desarrollo de baterías de iones de litio nanocableadas para vehículos eléctricos, un convenio que no tenía la autoridad para suscribir, y que lo hizo sin el conocimiento de la Universidad de Harvard, para la que trabaja.
Lieber habría recibido más de 15 millones de dólares en fondos del Instituto Nacional de Salud y el Departamento de Defensa de EE UU mientras ocultaba un sueldo de 50.000 dólares al mes más dietas en China, y ese sería el motivo real de su detención. Se trata de dinero, no de románticas conspiraciones, pero lo ingenuo a estas alturas es ignorar lo que mueve el mundo.
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