Secciones
Servicios
Destacamos
En los primeros años de la década de los ochenta, dando clases en Cangas de Onís, me pidieron unos certificados en la Delegación de Educación del Principado que debían remitirse desde su homóloga de Santander. Tuve que realizar sucesivas llamadas de teléfono solicitándolos. En ... Santander me decían que ya los habían remitido, en Oviedo, que no llegaban. Más de tres meses. Pensé ir a preguntar en la estación de la FEVE en Unquera si los habían visto pasar suponiendo que los enviasen por tren.
He evocado esta anécdota al hilo del desencuentro entre Urbanismo del Ayuntamiento de Santander y Costas a apropósito de la reconversión del Rema en una escuela municipal de surf. Javier Ceruti dice que se ha dirigido en más de una ocasión (cuatro requerimientos, afirma) al ente portuario pidiendo la paralización de su derribo. Costas, sin embargo, aduce que es preceptivo recibir la petición de cesión del edificio y no ha recibido nada. De nuevo hay que acudir a la metáfora de lo kafkiano. ¿Será más seguro enviar a un propio sobre en mano de unas oficinas a otras? ¿Tan difícil es hacer una llamada entre los responsables y acordar qué papeles se necesitan y cuándo se han de enviar confirmando salidas y entradas? Porque lo peor sería que recayese toda la responsabilidad en los funcionarios que tuviesen que hacer los trámites correspondientes.
Más de lo mismo. En este caso, referido a las subvenciones a los clubes deportivos de la región. Un diputado del Partido Popular denuncia que de las 38 subvenciones nominativas consignadas en el Presupuesto General de Cantabria de 2020, la Consejería de Deportes sólo ha abonado siete, el resto está pendiente de cobrar. El Ejecutivo regional responde que con fecha 24 de febrero se han efectuado por la Consejería de Economía y Hacienda la totalidad de los pagos salvo en uno de los expedientes.
Este conflicto entre administraciones y entre partidos políticos deja perplejo al ciudadano, a pesar de ya estar acostumbrado, porque no puede comprobar de quién es la responsabilidad en la cadena de un trámite desde que se inicia hasta que se concluye, dónde los errores u olvidos, las negligencias o las deliberadas obstrucciones. Y llama más la atención en plena era digital. Al final, se vuelve a hablar de los mismo, la complejidad burocrática de la Administración, la imposibilidad de una reestructuración que simplifique gestiones, acorte plazos y facilite todos los trámites necesarios, es la que provoca el descontento de los vecinos, retrasa o paraliza gestiones y ampara o favorece, al mismo tiempo, las estrategias de los representantes políticos sustituyendo al verdadero debate, que es lo importante.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.