Conjuros

La fórmula solemne ha degenerado en dedicatoria –saludo a mi prima de Albacete, que me estará viendo–, declaración de principios o discurso de agradecimiento al Goya. Influido por esa corriente de notoriedad, nuestro diputado Mazón juró con entusiasmo «por Cantabria y por España».

¿Qué hay de lo mío? Un utilitarismo individualista contagia la vida política. Cada diputado va a lo suyo. Aunque se agradece que lo suyo sea lo nuestro. Tras decepciones como el congresista Movellán, que pidió a sus compañeros diputados y senadores del PP que fueran «valientes» y «rompieran la disciplina de voto» para rechazar el 'fracking'. Pero cuando él mismo, en Madrid, tuvo oportunidad de hacerlo abandonó la sala sin votar porque «tenía reuniones».

Así que, después de años criticando el chantaje de los nacionalistas que cambiaban votos por dinero, el PRC se ha convencido de que es lo más útil y Mazón desde el Congreso hará lo que hasta ahora repudiaba. Rentabilizar el escaño para cumplir la gloriosa profecía de Revilla. «Juro solemnemente, bajo el castillo de Monzón, que los días que me queden de vida no voy a parar hasta que el AVE de Palencia llegue a Santander». No necesitó poner a Dios por testigo, había muchos micrófonos.

«Juro que yo no he sido», ha proclamado también cuando se averió el tren con la comitiva regionalista camino de Madrid, que pareció un oportuno sabotaje.

El Centro Botín exhibe un espectáculo de vídeo danza. Con unas gafas 3D vemos bailarines virtuales a nuestro alrededor. La iniciativa no es tan original. Saturados de infografías de jardines de Babilonia electorales, nuestras performances son más realistas. Como la que montó Revilla el lunes con una catenaria estropeada y dos ristras de chorizos –envenenada personificación– en el andén de Bárcena. Se dejó el puro en la estación. Juro por 'Furaco' que ya no hay quien se lo pise.