Consenso, libertad y progreso

Su contribución hoy es inexplicable sin recordar su paso por la Presidencia del Gobierno de Cantabria, el Parlamento, el Congreso de los Diputados y el Senado. Allí donde representó al PSOE en las instituciones siempre demostró su enorme vocación de servicio a la ciudadanía y su profundo amor a España. Desde la aprobación de la Constitución de 1978 ha sido siempre uno de sus máximos defensores, poniendo el interés general de nuestro país y el mantenimiento de los valores por encima de cualquier otro interés. Ha sido y será recordado como un patriota, que nunca renunció a su espíritu socialista para defender a España.

Con esa misma vocación fue también uno de los principales impulsores de la autonomía de Cantabria, que era también un servicio a una España plural, diversa, tolerante y abierta a un nuevo tiempo que exigía diálogo, acuerdo y entendimiento. La palabra fue siempre el arma más poderosa con la que no solo trabajó de forma incansable para que la sociedad diera pasos hacia delante, sino también para que el respeto y la pluralidad se abrieran camino en un país y una región en la que estaba casi todo por hacer.

Cantabria ha encontrado siempre en él a un aliado para consolidar los cambios que se sucedían, construir desde sus orígenes la autonomía y lograr conquistas que hicieran una sociedad mejor. Un vertebrador de consensos, libertad, progreso y autonomía, al que recordaremos como un buen socialista, pero, ante todo, como un ciudadano ejemplar.