Constitución mortecina
Jesús Serrera
Domingo, 12 de diciembre 2021, 08:02
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Jesús Serrera
Domingo, 12 de diciembre 2021, 08:02
La conmemoración de la Carta Magna luce más mortecina con cada año que pasa. En Madrid, en Cantabria, en toda España. Ya no es sólo ... que el 'puente' festivo y la pandemia hayan restado afluencia y empaque a los actos, es que la confrontación política se ha impuesto a la manifestación de orgullo cívico compartido por las cuatro décadas largas de progreso y convivencia en democracia y libertad que nos ha dado el actual régimen. La defensores de la Constitución han perdido empuje, quizá por la desidia y el desencanto, o porque se temen que la batalla está perdida.
Sobran los ejemplos de hostilidad. Sólo desde el sectarismo se puede entender que la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, desde la alta función institucional que debe desempeñar con la máxima neutralidad, aproveche la ocasión para reprochar a los partidos de la oposición que hagan política cuando reclaman y obtienen el respaldo del Tribunal Constitucional frente a las decisiones irregulares del Ejecutivo. Otro tanto cabe decir del líder de Vox, Santiago Abascal, cuando boicotea la efeméride de forma extemporánea y la compara con un espectáculo cómico.
Sólo desde la impostura se explica que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, proclame el cumplimiento de la Constitución «de pe a pa» cuando todos sus socios y aliados no procuran otra cosa que su derogación. Desde Unidas Podemos, que desde dentro del Ejecutivo postula el final de la monarquía parlamentaria y de la unidad territorial del Estado, hasta los múltiples partidos nacionalistas de la 'alianza Frankenstein' que firmaron la víspera del aniversario de la Constitución un manifiesto que propone su abolición. Un paso más en la demolición iniciada con la moción de censura que llevó a Sánchez al poder.
Y con todos ellos se muestra obsequioso el Gobierno. Unas veces toca indultar a los sediciosos condenados o mirar para otro lado cuando la Generalitat se niega a cumplir la sentencia del Tribunal Supremo que obliga a impartir en castellano al menos el 25% de las materias escolares. Otras veces Odón Elorza blanquea a Bildu, camufla el terrorismo de ETA y llama franquistas a quienes recuerdan a las víctimas, entre los aplausos de la bancada socialista del Congreso. Bien, ya lo advirtió la madre del jefe de la Policía Local de Andoain, el socialista Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, en la carta remitida al líder del PSOE del País Vasco, Patxi López: «Haréis y diréis cosas que nos helarán la sangre».
En Cantabria, en el acto celebrado en el Parlamento de Cantabria, con muchas bajas festivas de diputados y otras autoridades, el discurso del presidente de la Cámara, el socialista Joaquín Gómez, tuvo un tono político más contenido que el de Batet, pero también se le fue la mano en la doctrina partidaria, justamente en las vísperas del congreso del PSOE cántabro.
Que se lo digan a los representantes del PP que se miraban uno a otros, por si había que hacer mutis por el foro en señal de protesta, mientras Gómez desgranaba el catecismo progresista: la pincelada sobre los entusiastas sobrevenidos de la Transición y del modelo constitucional que entonces no remaban a favor, los avances logrados y los desafíos pendientes en la igualdad de la mujer, la violencia machista y la xenofobia, el divorcio, el aborto, los derechos LGTBI, los desahucios… Y un par de perlas: el canto feliz al proceso constituyente de Chile, que en realidad vive el periodo más convulso y polarizado desde el retorno de la democracia, y la referencia al Gobierno de coalición de España como ejemplo de consenso político. No será, desde luego, en lo que se refiere a la Constitución que se festejaba ese día.
La consigna es que esta vez los discursos no tuvieron referencias destacadas a la reforma del texto constitucional, una reflexión recurrente durante los últimos años. Pedro Sánchez ha pasado de meditar hace dos meses la convocatoria de un referéndum sobre la materia, de plantear la derogación de la inviolabilidad del Rey y de nombrar a su estrella más refulgente, Félix Bolaños, secretario para la reforma en el PSOE, a frenar los cambios, más allá de la sustitución del término 'disminuido' por el de persona con discapacidad y de anular la arcaica prevalencia del hombre sobre la mujer en la sucesión de la Corona. El PP, cuyos votos en el Congreso son necesarios para abordar el asunto, no se fía a la hora de abrir ese melón de la reforma, Con los compañeros de viaje del Gobierno, el riesgo es grande de que la Constitución reformada no sirva para hacer más España, sino menos España.
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Ana del Castillo
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