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Seguro que casi nadie puede imaginarse que en las etiquetas ilustradas que adornaban las primeras cajas de cerillas fosfóricas hace más de 150 años se atesora más «historia» que en muchos textos canónicos empleados por los historiadores para contarnos el devenir de la España contemporánea. ... Sin embargo, miles de cajas de cerillas circularon a lo largo y ancho de la geografía española, llegando a todos los hogares, hasta los estratos más populares de la sociedad. En ellas se abordaron las temáticas más variadas (personajes históricos, moda femenina, toreros...), contribuyendo al entretenimiento (chistes, jeroglíficos…) o iniciando a jóvenes y adultos, hombres y mujeres, en la socialización política a través de las caricaturas satíricas que interpretaban críticamente la actualidad.
Este tipo de imágenes, que se conservaron una vez acabados los fósforos y se coleccionaron de modo que han llegado hasta nosotros en gran cantidad, son solo una muestra de la importancia que las fuentes visuales tienen a la hora de reconstruir y conocer nuestra historia. Dentro de la amplia variedad de imágenes que nos ayudan a entender mejor el pasado, la caricatura política o la sátira dibujada –como se la denominó en siglo XIX–, nos ofrece una fuente especialmente valiosa para adentrarnos tanto en la historia política contemporánea, como para penetrar en los imaginarios sociales sin los cuales no podemos comprender cabalmente a las personas que vivieron, sintieron y actuaron en cada época.
El libro colectivo 'Dibujar discursos, construir imaginarios' ofrece al lector una mirada diferente a la historia contemporánea de España, focalizando su atención en la caricatura política que se difundió por distintas vías, pero especialmente a través de la prensa. Este fue el principal medio de comunicación del siglo que, gracias al desarrollo técnico de la imprenta y las artes gráficas, logró incorporar a las publicaciones periódicas la imagen y el humor gráfico, que desde 1869 además en España pudieron verse en color –algo que impactó y gustó al público del momento–. El libro, que incluye numerosas imágenes inéditas, abarca todo el reinado de Isabel II, la I República la restauración en el trono de Alfonso XII en 1874.
Este período histórico vio florecer el género de la caricatura como poderosa arma de crítica a los distintos gobiernos, los protagonistas políticos y las cuestiones candentes de la actualidad sometidas al punzante lápiz del dibujante que cobró tanta o más importancia que la pluma del periodista. Estos dibujantes, además de artistas, fueron quienes iniciaron un periodismo visual tan eficaz en el ejercicio de la crítica política que sus caricaturas fueron ferozmente censuradas, sus periódicos cerrados o ellos mismos encarcelados o avocados a exiliarse del país por considerar sus dibujos subversivos. Esta nueva historia nos abre los ojos ante el verdadero contra-poder que ejercieron los discursos construidos desde el lenguaje visual de las imágenes y difundidos desde la prensa, las cajas de cerillas, las aleluyas o los naipes.
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