Secciones
Servicios
Destacamos
Los virus llevan infectando a los humanos desde que existimos como especie, y esas infecciones dejan su marca en los genes. No es fácil encontrar las señales de la interacción por dos motivos. Por un lado, el ADN no se conserva muy bien y es ... complicado extraerlo de muestras antiguas, aunque el avance de la ciencia permite remontarse cada vez más siglos o milenios atrás. Por el otro, la gran mayoría de virus patogénicos son de ARN, y este material genético se deteriora todavía más rápido.
Todos los genomas acumulan mutaciones constantemente, la mayoría son inofensivas y no provocan cambios en la función de los genes a los que afectan. Sin embargo, cuando hay una presión de selección, como puede ser una infección vírica, algunos genes acumulan mutaciones ventajosas, debido a que las personas con mutaciones ventajosas en sus genes sobreviven mejor que las personas sin ellas. Como resultado, los individuos que las presentan tienen más oportunidades de reproducirse y estas mutaciones adaptativas se acumulan en la población.
Un reciente trabajo publicado en la revista científica Current Biology ha estudiado la interacción entre proteínas víricas, como la espícula S del SARS-CoV-2 y proteínas humanas, y emplea los datos genéticos de humanos del presente y virus actuales para abrir una ventana al pasado. Uno de los autores explica que las proteínas del SARS-CoV-2 interactúan con más de 300 proteínas humanas, y 42 de ellas muestran una potente señal de adaptación hace unas 900 generaciones. Esta señal aparece en forma de variaciones en los genes que codifican estas proteínas, unos cambios que se propagaron por amplios grupos de una población determinada. Las variaciones se observaron en cinco poblaciones del este de Asia, y, en particular, entre los genomas de dos etnias de China.
La conclusión del estudio es que, hace unos 25.000 años, hubo una epidemia de un virus relacionado con el actual coronavirus entre los habitantes del este de Asia. Si bien las adaptaciones mencionadas podrían haber sido provocadas por otro virus, los investigadores están convencidos de que también pertenecía al mismo subgénero al que pertenece el SARS-CoV-2.
Llevamos muchos años recopilando pares de interacciones entre proteínas humanas y virus o bacterias, como la de la peste. Aunque no queden restos de lo que pasó, el genoma humano guarda las señales de esas interacciones en el pasado.
Lamentablemente para los pobladores del este de Asia, esto no significa que vayan a estar más protegidos ante la Covid-19. Aunque puedan tener codificado en el genoma algún mecanismo de resistencia, los factores actuales como la salud general de la población, la estructura de los sistemas de salud, las medidas gubernamentales, la densidad demográfica, patrones de conducta y muchos otros aspectos epidemiológicos van a tener más importancia que la adaptación genética a un coronavirus prehistórico.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.