Crece la fragmentación en Cantabria

Con este resultado se vislumbra un gobierno presidido por Sánchez y que podría no necesitar a los independentistas, lo que facilitará que los socialistas españoles puedan mantener sus promesas de campaña y mostrarse firmes contra los independentistas. Se presenta una oportunidad de que el socialismo se centre en su más relevante seña de identidad, que no es otra que la igualdad de todos los españoles.

El PRC ha logrado, por primera vez, colocarse en el Parlamento de España, un escaño importante que, como todas las cosas, tiene su haz y su envés. Desde ahora, el PRC deberá pronunciarse sobre los grandes temas nacionales, cosa que hasta ahora no sucedía y le permitía ser un «partido refugio» para quienes no gustan definirse y por ello perderá su «virginidad» en el posicionamiento sobre los grandes asuntos. Y a cambio logrará tener voto en los grandes asuntos que afectan, de manera directa, a nuestra comunidad. El resultado de Vox, la gran incógnita, merece un análisis sereno: Si se contempla que la formación liderada por Abascal partía de cero escaños, el resultado final es extraordinario… pero se queda muy corto respecto a las expectativas creadas durante la campaña. En Cantabria Vox no ha logrado obtener escaño y tampoco lo ha conseguido Podemos, lo que indica que en esta región los extremos no tienen predicamento. Sin duda el gran derrotado ha sido el Partido Popular. Tanto a nivel nacional como en Cantabria los populares han perdido votos de forma sobresaliente. En nuestra comunidad, la división interna se suma a la caída general de unas siglas que pagan los episodios de corrupción, su torpeza con los medios de comunicación y la falta de propuestas claras respecto a las derivas nacionalistas.

Con este resultado, Cantabria afrontará el próximo 26 de mayo, unos comicios regionales en los que lo ocurrido ayer tendrá influencia notoria. Y el PRC mantiene sus posibilidades de, por primera vez, ganar unas elecciones en Cantabria. Una vez que Sánchez concrete sus alianzas, deberá enfrentarse a los nubarrones que se ciernen sobre la economía de España. Una tormenta que no hay porque dudar que podrá capear, porque ya se ha visto, en esta breve etapa como presidente, que ha sido capaz de mantener las concertinas en Melilla y de atracados en puerto los buques de las ONG, que rescataban inmigrantes en nuestras costas.