En qué creemos

Para creer, hay que entender lo que se cree, así que este fin de semana se pone en marcha de nuevo la fuerza de la narrativa, y entre lo religioso y lo festivo, el capitalismo y lo emocional, las dicotomías se hacen a un lado para dejar que creamos en lo que podemos explicarnos. ¿En qué creemos, entonces, cuando confiamos en las instituciones que velan por la separación de poderes, pero no entendemos nada cuando nos cuentan por qué sucede? ¿En qué creemos cuando jugamos a la democracia cada cuatro años y le damos validez a la voluntad de la mayoría?

Cada uno en su casa se entrega el relato que más le convence para explicar sus ideas, sus principios, y hasta la magia de ver aparecer regalos debajo de un árbol o sobre unos zapatos, pero no sé muy bien cómo vamos a creer en nuestro sistema institucional cuando no entendemos el relato que nos están contando sobre la renovación del Tribunal Constitucional, un proceso que para unos es un desacato y para otros es una apropiación ilegítima del poder. ¿Es posible creer en lo inexplicable? Bajo el árbol solo hay bandos, y entre medias nosotros, como niños mayores, intentando creer.