La crisis de los 40

De repente, algo ha cambiado. Con cuarenta la gente se siente más joven y algunos, pese a las señales del tiempo, hasta más atractivos –sobre gustos no hay nada escrito–, así que están convencidos de que el momento del cambio ha llegado. Y sigue el debate: «Es el momento de actualizarse para continuar adelante». De eso nada. «No estamos tan mal».

Los cuarenta, ¿qué tendrán los cuarenta que todo el mundo habla de ello? Nosotros hasta hemos reunido a cuarenta personas de esa edad para que hablaran de lo que están viviendo. ¿O no era para esto? Sí, sí. Tenía que ser porque algunos de los entrecomillados que dejaron –y que han ido acompañando este comentario– son una buena muestra de esa crisis 'emocioexistencial' que padecen. ¿O no hablaban de ellos? Pues no. Se referían a otra crisis de los cuarenta, la de la Constitución. Lo que me pregunto es hasta cuándo llega esa crisis porque yo ya dejé atrás el cero que escolta al cuatro y sigo en ella. ¿Le pasará lo mismo a la Carta Magna? ¿O esos «vientos huracanados» de los que habla la presidenta del Parlamento seguirán azotando?