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Los ganaderos de leche españoles mantienen últimamente sus reivindicaciones, con manifestaciones y protestas por el bajo precio de la leche que entregan a la industria. El fondo del problema es la falta de rentabilidad de las explotaciones, agudizada ahora por el aumento de los ... precios de producción, en fuerte alza, que no pueden repercutir en los contratos para que se refleje en el precio a pagar por la industria. La situación lleva a la descapitalización de las explotaciones ante el margen negativo al que conducen menos ingresos que gastos. Y consiguientemente, a la decisión de cesar en la actividad. Que eso sucede lo confirma la cifra de abandonos: entre octubre de 2020 y octubre de 2021 han abandonado en España 787 productores -66 en Cantabria, donde hemos caído a 993 explotaciones-, según datos del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). Desaparecen explotaciones pequeñas o medianas, generalmente familiares, mucho menos las grandes en manos de SAT, cooperativas, o empresas. Este proceso se arrastra desde los años setenta, se aceleró cuando accedimos a la UE y proseguirá. Es un fenómeno no solo español, pues sucede tanto en Alemania y Francia e Italia, como en Reino Unido o EE UU. En Bruselas justifican la pérdida de tejido productivo con la inevitable reestructuración del sector.
El secretario general de Agricultura del Ministerio se ha reunido con todos los agentes del sector lácteo (organizaciones agrarias, como Asaja, COAG y UPA, cooperativas agroalimentarias, la industria representada en Fenil, y asociaciones de la distribución ACES, Anged y Asedas). La reunión, en el marco de la aplicación de la Ley de Mejora de la Cadena Alimentaria, se centró en la necesidad de ajustar el funcionamiento de la cadena de valor a lo establecido en esa ley, especialmente en que se respeten los costes de producción y se cree valor a lo largo de los diferentes eslabones.
El MAPA reconoce el escaso margen de los ganaderos. El precio en origen de la leche de vaca en España está entre los más bajos de la UE. A pesar del incremento del precio pagado al productor de junio a octubre, el aumento de los costes de producción, particularmente en alimentación animal (50% o 60% de los costes totales), ha puesto en una situación muy difícil los márgenes de los ganaderos. Se da la circunstancia adicional de que la diferencia entre el precio que cobran por la leche los ganaderos españoles es cada vez mayor respecto al que cobran los ganaderos europeos. En efecto, el precio español de octubre se estima por Bruselas en 33,20 (36,36, según FEGA), mientras el promedio comunitario está en 38,00 euros/100 kg. La diferencia es importante, aunque se considere la diferente composición química de la leche española.
Pero es que la situación que sufren los ganaderos de leche se ha deteriorado en los últimos meses por ese incremento de todos los costes (piensos 30%, energía 270%, gasóleo 73%, fertilizantes 48%, plásticos 46%, semillas 20%). Parece lógico que en la reunión de referencia se haya reiterado por el MAPA la aplicación de las disposiciones relativas a los costes de producción y la no destrucción de valor en la cadena. Pero ahí queda la cosa, pues el problema sigue sin solución desde antes de esa escalada de precios, cuando quienes se quejaban eran solo los ganaderos de leche.
Este escenario de un sector se ha generalizado por idénticas razones a otros sectores y productos agrarios, por lo que las organizaciones profesionales se han dirigido al Ministro de Agricultura pidiendo una reunión urgente para abordar el plan de choque que frene la crítica situación que atraviesan todas las explotaciones agrarias. La situación del campo se ha deteriorado hasta extremos peligrosos para su supervivencia. Está en juego el abastecimiento de alimentos. Nos encontramos ante la campaña más cara de la historia en cuanto a costes de producción, sin que agricultores y ganaderos puedan repercutir esas tremendas subidas en el precio final al que venden sus producciones». Las OPA han anunciado ya nuevas movilizaciones en diciembre ante los críticos momentos que atraviesa el sector, centrados en ese aumento de costes (a niveles nunca vistos) y la falta de rentabilidad. Además, las OPA denuncian que los consumidores están pagando más caros los alimentos mientras que en el campo siguen sin poder repercutir los costes al vender, por lo que insisten en un reparto más justo del valor de los alimentos en la cadena alimentaria.
Quieren plantearle al ministro la gravedad de la situación y la necesidad de un apoyo «firme» de las administraciones a todos los niveles. Reclaman ese plan de choque que «salve» al sector agrario y la implementación de medidas fiscales, económicas y políticas que amparen la producción de alimentos. Vamos a ver qué pueden conseguir, porque se juega con que tenemos que comer todos los días.
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