Cruzar los dedos
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La lenta desescalada hacia la normalidad se inicia en un mar de dudas e improvisaciones, con la economía y el empleo desplomados, sin dinero ni consenso para la reconstrucciónSecciones
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ANÁLISIS ·
La lenta desescalada hacia la normalidad se inicia en un mar de dudas e improvisaciones, con la economía y el empleo desplomados, sin dinero ni consenso para la reconstrucciónLos niños se desfogan con sus balones y bicicletas, los mayores recuperan el paseo, los negocios se preparan para levantar las persianas sin saber en ... qué condiciones y si les merecerá la pena trabajar en la lenta desescalada hacia la normalidad en los diversos sectores y los que se han quedado sin empleo en estas siete semanas brutales se preguntan si tendrán una nueva oportunidad. Entre el duelo por tantas víctimas que se ha cobrado la pandemia asoma un cierto entusiasmo por el desconfinamiento progresivo, aunque subsiste el temor de que se produzca un desmoralizante rebrote, por no hablar de la incertidumbre en torno a los planes de reconstrucción de la economía y el empleo desplomados que alientan las instituciones a la espera del dinero necesario y del consenso político que requieren. Un mar de dudas, ninguna certeza. Todos a cruzar los dedos.
Sostiene Miguel Ángel Revilla en uno de sus vídeos 'didácticos' que para enfrentar el futuro post-pandemia hay que afrontar riesgos como el de avanzar hacia la normalidad económica con la mayor celeridad posible, más de la que fija el calendario del plan de desescalada del Gobierno central. En realidad, eso es lo que piensan muchos de los presidentes autonómicos, incluso los del PSOE que no tienen más remedio que estar a lo que diga Pedro Sánchez. Tiene sentido que la ruta hacia ese destino que La Moncloa ha bautizado con el nombre inquietante de 'la nueva normalidad' discurra con una cierta uniformidad en todo el territorio nacional, pero también es cierto que el mando único en el combate sanitario contra la plaga ha quedado en evidencia y que en muchos casos las comunidades han reaccionado con más diligencia y eficacia.
El Gobierno se resiste a dejar espacio a las comunidades en la toma de decisiones y tampoco les concede de momento el fondo extraordinario que vienen reclamando, por ejemplo, en el deslucido debate autonómico en el Senado al que acudieron menos de la mitad de los presidentes regionales, Revilla entre ellos.
Sánchez ha armado plan de desescalada, una vez más, sin diálogo previo con las regiones y la oposición. Así no le será fácil alcanzar el gran acuerdo político que dice buscar para la reconstrucción nacional.
A falta del dinero del Estado, el Gobierno de Cantabria sigue trasteando con su austero plan de choque, una entresaca de los Presupuestos 2020, cuantificada voluntariosamente en 300 millones de euros, aunque a efectos prácticos se queda en bastante menos, para paliar los efectos de la pandemia hasta donde lleguen los fondos.
El Ejecutivo busca un amplio apoyo político-social al plan. Tiene ya el de la CEOE que reclama celeridad y coraje en la toma de decisiones para que la maltrecha economía vuelva a fluir, y el de los sindicatos que al llegar este Primero de Mayo virtual han tratado de mostrar la visibilidad mediática que les ha faltado durante el confinamiento y el estado de emergencia, dedicados más bien a atender las consultas de los trabajadores que han perdido su empleo.
Inicialmente, UGT y Comisiones criticaron con dureza el plan de choque (que por cierto recortaba a la mitad algunas de las partidas destinadas a los sindicatos) por su alcance insuficiente y por la cerrazón del Ejecutivo, pero finalmente el diálogo social ha quedado restablecido mediante un reajuste de 90 millones en los capítulos sanitario, social y económico del plan propuesto por sindicatos y patronal.
Con respecto a los partidos de la oposición, el PP ha dado muestras de su actitud constructiva en el debate con el Gobierno, incluso con propuestas concretas para incorporar al plan de medidas, en la línea respetuosa que mantiene con el presidente Revilla desde que le ofreció su apoyo parlamentario en el amago de ruptura con el PSOE con ocasión de la investidura de Pedro Sánchez. Otro tanto puede decirse de la moderación de Ciudadanos, todavía inmerso en la fase de 'refundación' bajo el liderazgo de Inés Arrimadas que tiene pendiente la reordenación orgánica del partido en toda España, también en Cantabria. Sólo Vox se ha instalado en la oposición radical al Gobierno de coalición PRC/PSOE, cómodo en su soledad y satisfecho por la repercusión de su denuncia sobre la exclusión de los mayores de las UCI.
El plan de choque del Gobierno autonómico es sólo un tímido primer paso en la respuesta al impacto socio-económico de la pandemia. Sin solución de continuidad aguarda la elaboración de los Presupuestos 2021, que en la situación de normalidad de anteriores ejercicios las consejerías gubernamentales comenzarían a bosquejar antes incluso de las vacaciones de verano, por lo menos en las grandes líneas de gestión, para concretarlas en el otoño. Como ahora y como siempre, el dato principal será la aportación del Estado pero, en cualquier caso, las cuentas tendrán que concentrar los recursos en la respuesta a la crisis y reajustar el gasto en toda la administración, incluidos los funcionarios y la amplia nómina de altos cargos y subalternos colocados por los partidos del Gobierno.
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