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La conservación y mejora del medio ambiente exige la adopción de medidas de prevención y corrección por parte de las administraciones con competencia en la materia, desde los ayuntamientos hasta los gobiernos autonómicos y central, pero sobre todo exige la participación de todos los ... ciudadanos, pues a todos nos afectan los resultados de las medidas que se adopten y todos debemos ser partícipes en la puesta en práctica de las soluciones que haya que adoptar.
Dado que es preferible prevenir que corregir, la primera y principal medida está en la implicación de la población en general, pues lograr convencerla de que este tema es algo que a todos nos afecta directamente y que, por ello, estamos obligados a participar activamente en sus soluciones, conllevará obtener a medio plazo resultados positivos y su constatación nos animará a proseguir en el camino emprendido.
Ello no significa renunciar, por quien tenga la responsabilidad, a la adopción de medidas correctoras, lo que en muchas ocasiones puede implicar la imposición de sanciones, sino que ambas medidas deben ir en paralelo, ya que a quienes sean insensibles, cuando no descaradamente incorregibles, a las medidas de prevención que la conservación del medio ambiente exige, lógico es que se les aplique los correctivos adecuados, en forma de sanciones económicas y, si fuese factible, de medidas de corrección social como puede ser la exigencia de participación de los infractores reiterativos en grupos de limpieza de espacios públicos.
Observar en cualquiera de nuestras calles a jóvenes, y no tan jóvenes, que por ellas deambulan ir comiendo las populares 'pipas' y tirando sus cáscaras en la acera, o a los fumadores sus colillas, cuando no la caja de tabaco vacía, sin ninguna consideración a quienes luego tienen que recogerlas, es algo que diariamente podemos ver en cualquiera de nuestras ciudades y pueblos. Ver idéntico comportamiento a quienes están sentados, solos o en grupo, en un banco de nuestras plazas o paseos y a sus pies tienen un cúmulo de cáscaras vacías de tales frutos o, en su caso, de restos de cigarrillos, es algo que podemos comprobar diariamente, y ello aunque cerca de donde se encuentren tengan una papelera en la que con facilidad podrían depositar tales residuos si se hubieran tomado la pequeña molestia de recogerlos en una bolsao un simple papel.
Involucrar en la mejora y conservación del medio ambiente a los niños y jóvenes, acostumbrándoles a recoger y tratar adecuadamente los elementos contaminantes por ellos generados, permitirá que los mismos adquieran no sólo conciencia de la importancia de tal actividad sino también se acostumbren a practicarlo con toda normalidad, pues aquello que se aprende de pequeños y se practica cuando la personalidad de cada uno está en fase de formación es seguro se afianzará cuando aquel llega a su madurez.
Así, si el respeto al medio ambiente, y por ello cosas tan sencillas como son la recogida de los envases de las bebidas o productos consumidos por nuestros jóvenes está incluida en su ADN de comportamiento habitual, es seguro que los residuos que quedarían en cualquiera de las reuniones festivas por ellos protagonizadas seria muy inferior a los que actualmente podemos ver y, desde luego, comportamientos como los anteriormente denunciados seguro que no se producían.
Para ello la formación de los niños, tanto en el colegio como en las familias, es fundamental, y por supuesto el ejemplo de los mayores, muy especialmente de quienes ejercen gran influencia sobre ellos, tal como son los deportistas de élite, evitando, a tal fin, comportamientos como los observados en las grandes rondas ciclistas en las que vemos a través de la televisión a los corredores coger las botellas de bebidas de los coches de apoyo de sus equipos y luego arrojar el recipiente vacío a la cuneta, dando así un ejemplo de lo más negativo a los millones de niños y jóvenes que los tienen como sus ídolos y ejemplos a seguir.
Todo lo anterior, que diariamente podemos observar, es algo que debiéramos evitar y para ello debemos empezar por educar a nuestros pequeños primero con el ejemplo de los mayores, comenzando por los padres y, como decía anteriormente, por aquellos que pueden influir en su conducta, como son los deportistas y personajes famosos a los que admiran e imitan, y segundo con la introducción de esta materia en la escuela, en todas sus actividades, lo que permitiría conseguir que los jóvenes consideren normal la adopción de medidas tan sencillas y prácticas como la recogida de los residuos que ellos mismos generan y su depósito en los lugares previstos para tal finalidad.
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