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El idioma está de duelo por un ministro 'proponido'. Ese es el nivel. Hay que convencer al corrector ortográfico de la necesidad de mantener 'proponido' en el texto porque, sin duda más inteligente que Alberto Garzón, líder comunista y, válgame el cielo, ministro del ... Gobierno de España, la aplicación se empeña en cambiarla por 'propuesto'. Garzón, máster en Economía, es un ejemplo de zote titulado. La frase «hemos proponido», en defensa del probado delincuente y presunto rapero Hasél, es un desatino tan brutal que no puede ser considerado un 'lapsus linguae', es decir, un error involuntario que se comete al hablar. Los dirigentes políticos, en general, no destacan por su cultura, y aún se recuerda a Pedro Sánchez ensalzar a Soria como «cuna de Machado», ignorante del poema inmortal: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, / y un huerto claro donde madura el limonero...».
Los lapsus lingüísticos son otra cosa, aunque Freud nos advirtió de que no se trata a veces de simples equivocaciones sino de pensamientos que escapan al control. Rajoy es un personaje esencial en estos embrollos, desde su conocido «lo que hemos hecho es engañar a la gente» hasta su lío sobre si son los vecinos quienes eligen al alcalde o es el alcalde quien elige a los vecinos, pero otros miembros de su partido son alumnos aventajados. Según Pablo Casado, «la corrupción es la seña de identidad del PP»; para Ana Pastor «es incompatible estar en política y ser honrado», mientras Cospedal confirmó que «hemos trabajado mucho para saquear este país». En otras formaciones, Rivera dejó claro que «los hombres tenemos que luchar contra las mujeres», el expresidente Zapatero quiso 'follar' (en lugar de ayudar) al creciente turismo entre Rusia y España e Iglesias llamó 'mamadas' a las manadas.
El tercer grupo, tras la incultura y los lapsus inconscientes, lo forma el lenguaje inventado. Me refiero, en el PSOE, a las 'jóvenas' de Carmen Romero y las 'miembras' de Bibiana Aído y Pedro Sánchez; la 'portavoza' de la podemita Irene Montero o la memorable intervención de Beatriz Galiana, también podemita, denunciando que «hay niños con más derechos que otros, y niñas con más 'derechas' que otras». Glorioso. También en Cantabria sabemos algo de esto porque hace una década se tiró el dinero en intentar implantar, sin éxito, un lenguaje 'no sexista' en el Gobierno ante el choteo de los funcionarios. La expresión para la que no encuentro acomodo es la de llamar 'Bilbado' a Bilbao, como hizo Aitor Esteban, bilbaíno y peneuvista, por lo que no cabe alegar desconocimiento. Quizá pensó que 'Bilbado', dónde va usted a parar, es un topónimo más adecuado, elegante y refinado.
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