Curiosidades qataríes
UN CÁNTABRO EN QATAR ·
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UN CÁNTABRO EN QATAR ·
Imagino que ya les habrán contando que, durante la celebración del Campeonato del Mundo, el Metro en Doha es gratuito para aficionados y periodistas. O sea, para todos. Hay diferentes vagones, todos nuevos y muy cómodos. Algunos, con asientos tapizados y más confortables que los ... de los aviones. Al parecer, cuando acabe el Mundial, los qataríes volverán a utilizar el Metro, pero dividiendo en los compartimentos a mujeres y hombres. Ahora, lo hacemos todos juntos.
Aquí la luz, como la gasolina, obviamente, es muy barata. Hace unos meses, cuando estuve visitando uno de los nuevos estadios, le pregunté a su director a cuánto ascendía el importe en dólares del consumo elevado para mantener el aire acondicionado en los terrenos de juego. Me respondíó: «más o menos como lo que usted paga al mes por el recibo de electricidad de su casa en España». Puede parecer una exageración, pero eso fue lo que me dijo.
En cualquier caso, es evidente que es barata, como prueba el hecho de que en el nuevo centro de Doha -una zona conocida por Msheireb, con nuevos edificios, tiendas, cafés, restaurantes, oficinas y centros comerciales-, han instalado varios reflectores portátiles para iluminar por la noche las fachadas de los edificios. Otro lujo qatarí.
Ya saben que las bebidas alcohólicas están restringidas a los hoteles y las 'fans zone'. Pero si quieres tomar un cóctel, sin alcohol, puedes hacerlo en cualquier restaurante, cafetería de la ciudad, incluso en el zoco (Souq Waquif). La verdad es que están muy buenos. El único problema es que tienen casi los mismos precios que los que puedes degustar, con alcohol, en los lugares donde está permitido.
A pesar de que se va notando que algunos aficionados, como sus equipos, ya han hecho las maletas, hay quien aún sigue aquí, como los hinchas de México, que son de los más numerosos. Lo de los hinchas es para escribir un libro. Ayer me encontré con unos argentinos que llevaban varios días en Doha. Me preguntaron si tenía entradas. Obviamente, no. Habían intentado ir al último partido de su equipo y les habían pedido 600 dólares por un ticket. Es difícil comprender que haya gente que viaje tan lejos, gaste dinero en pasaje y hotel y no tenga entradas para ver los partidos. Vivir el ambiente de un Mundial está bien, pero venir hasta aquí y no poder entrar a los estadios, me parece un poco excesivo.
Este Mundial único, con todas las aficiones en la misma ciudad, también es un poco una locura, como habrán podido comprobar. Cualquier diría que estamos atravesando otra crisis global. Lejos de abundar los fans de los países ricos, aquí los que más se dejan ver son los de los emergentes como México, Brasil, Argentina, Marruecos... El otro día en el Polonia-Argentina los polacos se contaban con los dedos de una mano. Las gradas estaban llenas de albicelestes. Lo mismo que en el Brasil-Suiza, donde los helvéticos apenas sí se dejaron ver. Paradojas del Mundial.
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