Secciones
Servicios
Destacamos
Seguramente es cosa mía. Cada día, según pasa el tiempo, en lugar de respuestas lo que encuentro son más preguntas. En los medios, especialmente en ... la televisión, son tantas las noticias como pocas las novedades. ¡Qué gran paradoja! Un gran logro de este tiempo, hablar siempre de lo mismo para, al fin y al cabo, no decir nada. Un ejercicio de hipnotismo colectivo digno de David Copperfield, aunque por repetido más parezca de la bruja Lola.
Al ciudadano de a pie, a la fiel infantería ciudadana, se nos hace difícil de entender, claramente por falta de erudición, cómo Carmen no ha podido velar a su hermana y la ha tenido que enterrar casi en la clandestinidad, y sin embargo, al día siguiente estaba haciendo cola en el Lupa de El Alisal con cientos de desconocidos. O cómo alardeamos de solidarios, mientras se anima al vecino celador a cambiarse de piso. O cómo en la España de las autonomías cada una desorganiza lo que puede y en lugar de Fuenteovejuna, todos a una, aquí cada cual va a la suya y el último que cierre la puerta, que me entra el virus.
Ahora protagoniza nuestras vidas el curioso caso de la curva. Por estos lares siempre hemos sabido mucho de curvas, las Hoces de Bárcena, el desfiladero de la Hermida, el Escudo... Ahora ya todo el mundo de la vieja tierra hispana entiende de la famosa curva. La diferencia radica en que esta da más miedo y marea mucho más. Porque en las otras sabemos con quién nos subimos al volante, conocemos el recorrido y el destino, hasta disfrutamos del paisaje, aunque echemos pestes del guiri con caravana que va delante a paso de burra. Sin embargo, esta carretera nos la cambian cada día, las señales que antes valían ya no sirven, el conductor no tiene carnet o lo tiene caducado. Esperaba la recta de Heras y se ha encontrado subiendo a Peña Cabarga. Pensaba que conducía un Volvo y se tiene que conformar con un SEAT 600, que es duro y cañí, pero tiene sus límites. Al menos cerca hay buenos mecánicos y un puesto de la Cruz Roja... Además los pasajeros aún no se han amotinado... Aún. Siempre nos quedará la música. 'La tendresse' es el 'Resistiré' francés, 'La ternura'. En medio de este caos de sentimientos, de este maremágnum de inquietudes, en este tobogán de emociones, de todo podemos privarnos, o de casi todo, porque entre cuatro paredes, al otro lado de la ventana, a través de una máscara, siempre, siempre se puede sucumbir a la ternura y reinar el amor. De estos sentimientos sabía mucho un buen amigo, que hace unos días también se nos fue sin retorno, seguro que todos y cada uno podréis poner vuestro propio nombre y rostro. Se llamaba Chema. Mi sonrisa, recuerdo y aplauso son para él y para todos los demás.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.