¿Decadencia o progreso?

Santander lleva dos años paralizada, sin Presupuesto ni voluntad de aprobarlo. Pero el caos de las basuras no es lo único que no funciona. Somos una de las ciudades con más atascos y cada vez es más difícil aparcar; tenemos más contaminación que la media, una mala calidad del aire que provoca enfermedades; somos la quinta ciudad española en la que más IBI se paga y la séptima con más desigualdad de renta entre los barrios. Pero sobre todo hemos perdido 20.000 habitantes en 25 años por un modelo del PP que expulsa a la población más dinámica por la falta de vivienda asequible y de empleo de calidad. Y la improvisación del PP crea una ciudad hostil, con ejemplos como las gasolineras o las casas de apuestas a las puertas de colegios e institutos.

Me presento a las elecciones para ser el primer alcalde socialdemócrata. Conmigo no habrá barrios de segunda o de tercera; habrá una ciudad de primera en todas las calles, con un plan de inversiones en los barrios para saldar la deuda del Ayuntamiento tras años de abandono, a través de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, asignatura pendiente desde la anulación en el Tribunal Supremo de 2016.

Tenemos una agenda de reformas para la modernización del Ayuntamiento, para agilizar licencias cuya lentitud hace que perdamos inversiones y para incorporar 100 policías, cumplir con las ratios que recomienda la UE y hacer cumplir ordenanzas, en especial la de ruidos, que está siendo una tortura para muchos vecinos y vecinas.

El PSOE es el partido de las grandes transformaciones: el de las grandes infraestructuras, el de la sanidad y educación pública y el de los avances sociales. Y Santander necesita transformarse porque las ciudades cambian o caducan. Con un Plan de Movilidad Sostenible que ordene la circulación; un Plan de Aparcamientos, disuasorios en la periferia, en altura en los barrios para los residentes y renegociaremos las concesiones de Mendicouague o Cazoña porque son aparcamientos públicos que están vacíos. Soluciones para definir grandes Zonas de Bienestar, reducir las emisiones y ganar en salud y calidad de vida, cumpliendo la Ley de Cambio Climático.

Pascual Maragall, el alcalde de Barcelona '92, decía que la ciudad tiene que transformarse para volver a ser de la gente. Y nosotros tenemos ese gran proyecto que es convertir a Santander en Capital Verde Europea, el orgullo de una ciudad que se transforma para ser una ciudad amable, verde, sostenible, saludable, vital, dinámica, inclusiva y diversa; una transformación urbana de calado, que generará riqueza y empleo, a través de la colaboración público-privada, de la mano de las empresas.

Necesitamos un cambio en la política de vivienda para fijar y atraer población. Impulsaremos la regeneración y la rehabilitación del centro, con una bolsa pública de vivienda de alquiler asequible a través de incentivos a los propietarios de viviendas vacías; ampliaremos el Pctcan y apostaremos por las fortalezas de nuestra ciudad, por la economía del conocimiento: por Valdecilla, esa Ciudad de la Salud que puede ser la Residencia; los centros de investigación de referencia internacional; la UIMP y las universidades. Y también por la economía del ocio, posicionando a Santander como un referente cultural europeo, con el nuevo Mupac, la Colección Enaire, el Reina Sofía, el Museo Pereda, el Centro Botín o la Biblioteca Menéndez Pelayo.

Frente a la desidia de un PP agotado y sin ideas, propongo a los santanderinos un gobierno socialdemócrata para tener una Ciudad del Bienestar, cosmopolita y con mirada metropolitana, que abandone la confrontación estéril y apueste por la colaboración institucional para aprovechar al máximo los fondos europeos; colaboración con los gobiernos de España y Cantabria, con el Puerto y con los ayuntamientos: los del Arco de la Bahía, los de la Costa Quebrada, y también con Torrelavega.

Soy un santanderino de Liébana, como tantos santanderinos llegados de los pueblos de Cantabria y del mundo, para levantar con sus propias manos nuestra ciudad. Santander ya ha cambiado y sólo falta que cambie la forma de gobernar. Quiero lo mejor para Santander y me duele que pierda oportunidades. Tenemos el potencial para convertir a Santander en la mejor ciudad del mundo. Pero tenemos que hacernos una pregunta de cara a la gran decisión del próximo 28M: ¿Queremos una ciudad en decadencia que pierde el paso y el pulso? ¿o queremos reformas, modernización y una ciudad amable para ganar en calidad de vida, en salud y en bienestar? ¿Qué queremos para Santander? ¿Decadencia o progreso? Y creo que es la hora del progreso para Santander.