Ojo al dato

De hecho, la pandemia está creciendo en el mundo, y tanto los contagios como los fallecimientos siguen aumentando, como acaba de recordar el director general de la OMS. Son noticias que ya no aparecen en primera plana de los periódicos porque el problema se ha desplazado al otro lado del charco, donde se están produciendo la mitad de los nuevos contagios a nivel mundial.

En Estados Unidos, esta semana se están batiendo los récords de casos diarios confirmados, que databan de finales de abril, y es el país con mayor número de afectados del mundo. La segunda posición del ranking la ocupa Brasil, y tanto Perú como Chile están en cifras similares a las de España o Italia. También se están acelerando los contagios en África, con Egipto y Sudáfrica como los países más castigados por el momento; y en Asia, la India ha llegado hasta el cuarto puesto mundial en contagios, y preocupan además Irán, Pakistán y Arabia Saudí.

La Unión Europea está planeando abrir sus fronteras al tráfico internacional, con ciertas restricciones basadas en criterios epidemiológicos; criterios que no van a cumplir ni EE UU, ni Brasil, ni Rusia, por cierto. Se está dando la vuelta a la tortilla que se cocinaba en marzo, cuando EE UU cerraba las fronteras a los viajeros procedentes de Europa. En ese momento, la pandemia estaba en su punto más alto de difusión en el continente, con Italia y España batiendo records de contagios diarios.

Las medidas de confinamiento, la distancia social y el uso de mascarillas de forma obligatoria han conseguido que se controle la enfermedad en estas tierras. En Estados Unidos, con una gestión caótica de la crisis, están hoy en una situación, en cuanto al número de contagios, incluso peor que la de hace dos meses. Sólo estados como Nueva York, el más golpeado por el coronavirus, que han aplicado las medidas de seguridad de forma más estricta, tienen hoy la situación controlada; tanto es así que valoran la posibilidad de poner en cuarentena a viajeros de otros estados que no han tomado las mismas medidas.

Si queremos eliminar al coronavirus de nuestras vidas, la política no debe ser un obstáculo en el camino. Cada día resulta más evidente la necesidad de un organismo supranacional que coordine este tipo de situaciones atendiendo únicamente a criterios científicos. Cuanto antes, mejor, la próxima pandemia puede ser mucho más grave.