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Y de repente un asunto de gran calado técnico como lo es la reforma de la financiación autonómica, tras casi una década en 'modo avión' por citas electorales, por la cuestión catalana y por la pandemia, acaba de ponerse en el foco de todos. Así, ... de cara a explorar una investidura aparecen asuntos como la deuda territorial, su quita y el vértigo de transitar hacia esquemas de financiación 'a la carta' como corolarios.
La realidad y gestionar la incertidumbre nos recuerda la fragilidad de todo lo que nos rodea. Como dice el escritor Jaime Rodríguez: «la misma vida es póker y no ajedrez: no tenemos lo que en teoría de juegos llaman información perfecta y completa acerca de lo qué sucede y elaboramos nuestras explicaciones simplificando la realidad». El caso de la financiación autonómica en el marco de un ecosistema de federalismo fiscal es buen ejemplo de ello pues no son válidas soluciones a modo «navaja de Ockam» o «principio de parsimonia» (una hipótesis es mejor cuanto más explica con sencillez).
Llamo la atención sobre hechos objetivos. El modelo de financiación se basa en la Ley 22/2009 (y no sigue un criterio de nivelación «claro»).
En caso de cambiar esta norma se ha de aprobar en las Cortes Generales y cada región sería muy libre de aceptar o no pues ya hay antecedentes históricos de quedarse en modelos anteriores, existen bloques territoriales con intereses «innegociables» –según la última liquidación Cantabria con 3.533 euros por persona es la de mayor financiación relativa frente a otras por debajo de la media (Andalucía, Murcia, Canarias, Valencia, Cataluña y Baleares)–, el 60% de la deuda autonómica está en manos del Estado y en Cantabria según el Banco de España es de 3.375 millones de euros habiéndose casi septuplicado desde la última crisis financiera y casi todas las regiones de nuestro país tienen deudas con el Fondo de Liquidez Autonómico.
En cuanto a opinión y juicios de valor. Son múltiples los «puntos límite» o borderline (costes fijos, 'dumping fiscal' que afecta a déficit y deuda a modo de efecto bola de nieve, dispersión, etc.) así como los informes al respecto; (AIREF, FEDEA, RIFDE, etc. No obstante, la posición de Cantabria, al menos hasta el cambio de Gobierno, no es desconocida. Y es que hace meses, en un documento elaborado por la Consejería de Economía y Hacienda y el Grupo de I+D de Economía Pública de la Universidad de Cantabria (UC) simulábamos las diferentes propuestas que planteaba el Ministerio para enmendar un modelo que, en el peor de los escenarios, supondría que Cantabria dejase de ingresar la cifra de 472 millones de euros, siendo equivalente esa pérdida al entorno de lo que dedicamos anualmente al Hospital Marqués de Valdecilla. Además, apuntábamos que es necesario ponderar con más intensidad variables como la orografía y bonificar los costes fijos así como mantener la cláusula del 'statu quo'.
Como escenarios posibles a la quita de deuda, condonación, compensación, mutualización o como semánticamente quieran denominarlo unos y otros además existen otras alternativas como la reinversión (con la cantidad que te adeudan se compra más deuda del mismo deudor y no ha de desembolsar nada) o la propia conversión en otra modalidad de deuda.
Tenemos nuestros sesgos cognitivos en un marco de realidad incierta y compleja y cada comunidad observa toda esta problemática y su dimensión de manera diferente. En resumen, un catalán o valenciano no lo ve igual que un cántabro o asturiano a pesar de ser todos ciudadanos españoles. Por ello, y dado que hace tiempo acordamos entre todos convivir en un Estado de las autonomías, la solución no ha de ser única. Pero, eso tampoco significa que sea 'a la carta'. Bajo una misma trayectoria de reducción de deuda autonómica pueden coexistir diferentes formas de aplicación (fondos de contingencia que garanticen la proporcionalidad de estos «rescates» sean o no preventivos, por ejemplo) de modo que no se reduzca la distribución del fondo de solidaridad o reparto autonómico de los ingresos impositivos estatales. Técnicamente es posible y en Cantabria con seriedad y cautela habrá que estar expectantes ya pues nos jugamos mucho en ello. Toca hacer números pues la experiencia hace ser desconfiados y somos la «liebre» al partir en primer lugar en financiación per cápita. Como dice el refrán: «Dinero en mano, todo es llano».
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