¿Una financiación 'singular' para Cantabria?

Cuando leemos a los que entienden de psicología todo esto recuerda al 'efecto espejo'. Así, al igual que dicho efecto sugiere que aspectos de nuestra personalidad que no aceptamos o reconocemos, cuando los vemos en los demás nos provocan reacciones automáticas de rechazo, es comprensible que unos digan que es un chantaje, otros que es una propuesta razonable (¿si hay cupos/aportaciones forales por qué no en otras comunidades si ahora se llaman 'singularidades'?) y algunos anuncien que no aceptarán dicha 'singularidad' (la semántica importa) si no se extiende a ellas mismas.

Y es que nuestro sistema de financiación, que lleva años sin reformarse, redistribuye recursos entre regiones para que aquellas con mayor capacidad fiscal financien parte de los servicios públicos que deben ofertarse en aquellas zonas con menor potencia financiera. Un modelo que pretende ser una suerte de Robin Hood, pero cuyo resultado revela diferencias –de hasta 700 euros por habitante–, siendo nuestra comunidad la que mayores cifras relativas registra con financiaciones efectivas por habitante ajustado: de 3.417 euros en 2021, según FEDEA, frente a Murcia con 2.691 euros per cápita. ¿Es bueno o malo? Es lo 'justo' pues esas son las reglas de este sistema pivotado sobre variables de ajuste que no son sólo población (también sus grupos etarios, dispersión, población escolarizada, etc.). Además, en román paladino, cualquier cambio sobre dicho sistema provocaría de manera dinámica una pérdida significativa de recursos económicos para Cantabria. No en vano, sin simular el impacto actual que supondrían financiaciones singulares en otras regiones, sólo con cambios notables en función de diferentes variables planteadas en anteriores propuestas de reforma en escenarios menos optimistas, un equipo de investigadores de la universidad planteábamos que la región dejaría de ingresar 472 millones de euros (cantidad similar a lo que supone anualmente financiar el Hospital Valdecilla).

De ahí la pregunta que planteamos: ¿por qué, si se llegase a hacer para otras regiones, no puede haber financiaciones 'singulares' para Cantabria? Si todos van a 'máximos' (aunque técnicamente es casi imposible que todas las regiones tuvieran esa financiación 'especial', pues el Estado se quedaría con escasa financiación), pues pensemos en coger la sartén también por el mango.

Queda tela por cortar, pero dicha financiación 'singular' no se plantea como cupos/aportaciones forales sino que pretende que la comunidad que la tenga recaude el 100% de impuestos que se paguen en su territorio y tras eso transfiera al Estado una parte por los servicios que allí se presten más otra partida para «contribuir a la equidad interterritorial». Claro, a las comunidades 'ricas' eso les supondría retener casi el doble frente al status actual, pero a las 'pobres' no. Además, tener que incluirse constitucionalmente (como sucede con el sistema foral), además de implantaciones escalonadas, plantea nuevas dudas técnicas.

¿Moverán 'ficha'? Iremos viendo, pero parece que en esta sociedad líquida, como dice Bauman, en donde todo es fluido y volátil, algunas cosas no cambian y, tras el 'efecto espejo', el dinero manda y ordena (¿recuerdan eso de tener 'la llave de la caja'?) y luego cada uno por inducción hacia atrás va construyendo su argumentario. Desde Cantabria tomemos nota de ello pues la disyuntiva está servida: ¿financiación multilateral como hasta ahora o 'yo a lo mío' y financiación bilateral? ¡Hagan juego¡, pues la realidad se impone y no parece que desde algunas comunidades les cueste hablar de 'su dinero' dado que han encontrado otro filón: hablar del de los demás.